Me acerco a un conglomerado de ramas, hojas, palos secos, árboles caídos, vamos, en resumidas cuentas, un sindios; me empequeñezco ante las uniones que han creado.
Empiezo, poco a poco, rodeando pareciendo que no consigo nada. Desgasto el medio y parece que no habrá otro lado. vuelvo atrás; atacó uno de los lados, que puede llevarme a la poza. Afirmo los pasos, un poquito más. Vuelvo, rodeado el otro lado, me atrevo por el medio al otro lado del anterior imposible, ya no está todo tan lejos. Cuantos años de hojarasca, de árboles muertos, de agua que se escapa porque la cal se ha ido posando y ha ido creando un compacto suelo que parece difícil de atacar. Si viniera por la piragua, algún día podría ser que vuelo. Andar por las aguas, uff, ya lo hizo alguien y tampoco es que terminará bien, al menos, dicen, en un principio.
Vuelvo a rodear la muralla de la tierra del Norte, imposible pero encuentro sus debilidades y llego otra vez, a la maraña del medio. Ni está Frodo, ni Golum, pero la fuerza me acompaña, ya sólo falta dos metros, y un metro, porque por aquí parezco en un dron, dada la altura tomada. También busco pista y me vuelvo.
Tintín cogería a Milu e iría en busca de otras tierras; decido volver y acercarme al abismo, me espera con sus aguas que van disminuyendo aunque no ser una nutria limita mi obra. Aún así, todo queda más claro, incluso el poder de la Fuerza, nunca la había experimentado hasta ahora pero me deja, bastante alucinado. Tomo una cierta distancia y me digo, "nunca jamás diré esto es imposible", pero el cansancio ha llegado, el suelo, tiembla y mis piernas parecen recordar que ser zombi, es desde uno hasta 8, después y ya mismo 2, para mirar de soslayo al agua, al gato negro que pasa y a quienes examina, juzga y da esplendor a su mezquindad; más lejos, pasean viendo si a este ser se le puedo invitar a café, a un flan, o se le debe dar una cama.
Pido cama y si no les importa, respeto.
Al día siguiente acudo y comienzo cerrar los círculos, a deshacer la espesa toba y a conseguir que, todo, de forma esporádica parezca un acogedor espacio. Torres más grandes, dicen que cayeron, mientras piso lo que ayer, era imposible, maquino, si el gato es el de Morillejo, si vuela, y me acompaña para encontrar las sendas que nunca parecieron que se podían volver a abrir.
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