domingo, abril 02, 2023

El grito de una mano

 La mano derecha de aquella joven se acerca a mi otra mano, para aliviarla de sus dolores, para animarme a mis pesquisas en el manejo de un saxofón que se me ofrece en formas diferentes según días.

   Hoy, que nos hemos reinventando en el amor con Maca, he descubierto que mis dedos iban buscando con una personalidad propia; me parecía que cuando se introducía en su sexo para buscar lugar y sabores, buscaba un placer que no quería compartir conmigo. Me sentí triste porque hemos compartido juntos muchos viajes; o a escribir alguna crónica que en cuatro años haya podido valer, o a sujetar la pértiga de una pala que pugnaba por dirigir mi embarcación por un lugar inverosímil. 

 No he sido demasiado proclive a acariciar las hojas de los árboles que me protegían en verano, para recorrer sus nervudas formas por donde les palpitaba la vida, o a las pieles que devuelven con agradecimiento a quien les has alimentado o cobijado durante una época. Descubrí la mutua caricia de las hojas de algunos libros, "las uvas de la ira"; fui envidioso del sol que durante unos años bañaron el hermoso cuerpo de Macarena, ahora lo que estoy, es ufano y satisfecho.

 Levanto la vista e intuyo en la maleta, el cuerpo del saxo; hace 147 días no podía entender que pudiera recorrer tantas sendas como existen alrededor del pueblo. De estas, repito muchas, pero me quedo mirando algunas otras que intuyo en noches como ayer, con la luna jugando al escondite mientras iba corriendo, como buscando entre mi ruina física y la emoción de estas carreras nocturnas tan sobrecogedoras, tan que me toman por completo, mi ser. Bajaba por cortados, quizás esa senda hecha por jabalíes; nacía aquella ruta de hace 55 años cuando oía que el tío había marchado para Carrascosa en un viaje que siempre pensé que sería a un mundo impenetrable, insondable, desde luego imposible e incluso mágico para mí. Sólo se me antojaba posible para seres míticos

  Miro el camino que me llevaría a las trincheras y agarro el instrumento musical para que alivie todas las roturas emocionales de aquellos tiempos. Hoy, el SOL # dentro de un rato un bemol que baje lo demasiado alto, como la ruta que debería tomar por "las Callejas", para llegar a un lugar inexplorado, de acceso difícil, de abrazo sudoroso de placer.

  Miro a los inexpugnables Gamellones y busco sus nervudas grietas; nadie puede tomarlos como ahora me parecen los caminos a conocer los sonidos "gitanos" del saxo, o los "negros" de quienes fueron desgajados de sus tierras y sin embargo, las notas permanecieron para bailar sus mentes libres, tocadas por la crueldad de las cadenas en su cuerpo.

   Empezar ahora, porque las sendas se iluminan para primero andarlas, explorando pasos que no provoquen hecatombes. 

   Veo, entre quienes me escuchan, la efervescencia de algo por descubrir. De repente decido bajar el saxo, pensar en lo que me hizo y me ánimo a descubrirme sin los aleteos de quienes me querían cerca para alcanzarme de un escobazo y me digo ¿qué es SUMAR, si nace de la resta y de las traiciones?. 

  

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y