A la derecha está ella, caída, abrumada, agotada. Más adelante, un objeto parece haber marcado el límite para la primera.
Escribiendo palabras, un twitero narra un hecho histórico de una acción de hace 2000 décimas de segundo.
Nadie parece haber comprendido la gravedad del momento en el que en aquella mesa del parque con sus dos asientos, alguien estaba hablando de la ropa, en su mayor parte amarilla que apareció sobre el árbol, estando este, situado a la derecha de aquel punto de reunión, parecía desválido hace cuatro años, cuando en su primer año, un corzo lo cogió como su rascador particular. Igual que yo rascaba la espalda de ella, con el cuidado de una pasión apenas contenida.
Ahora, había sido podado durante la primavera y sin embargo en la mitad pasada de esta, la explosión de pujanza de nuevos brotes, flores y ramas que parecía telescópicas, habían creado otro mundo, con recovecos donde besar lo descubierto
Nadie se atrevía a atravesar aquel cuadro tridimensional, aunque comprendía que todo aquel inmenso arenal sería el escenario de una peregrinación en nombre del control social, de los seres libres, a los que antes le habían ensalzado en ese derecho.
En aquel espacio sembrado de terrazas, ibamos tomando conciencia, de la relación con la arquitectura de aquel pueblo. De como su sabiduría había trenzado vertigos con seguridades, como amores, con desprenderse de los yo, para engarzar sueños.
Aquellos espacios en suspensión eran regados con unas aguas extraidas con las curvas de nivel y con la magía de algun tunel excavado en piedras bañadas en diamante que había cedido a una varita mágica. Si, sólo alejándose 500 metros se contemplaban los extragos de las arenas de un desierto que con su gran boca, parecía querer engullir aquel vergel, pero algo lo paralizaba. Era como si en el planeta tierra, el mundo de las hormigas, en paz con las grandes fieras, hubiera regalado una nueva oportunidad para mostrar su majestuosidad y la desgracia que se pudiera destruir entre los egoismos de quienes creen sentirse los únicos dignos de gobernar a los demás.
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