15M y tantos nervios perdidos, por tantos poderes que ya no pudieron lucirse por sus medios a los que pagaban, sin que se pusiera tan a la luz que muchos sabían que era mentira.
Han tirado para adelante, la desvergüenza les es premiada; los dueños de los medios y sus voces y caras gregarias, adornadas con retoques de diamantes, les dan minutos de televisión, con la vieja premisa de quien aparece ahí, es que es importante.
No sólo mayores en edad, sino mayores en mentalidad parecen creer a pies juntillas esa mentirosa obviedad.
Los publicistas de ese deteriodo de la sociedad, visitan las diferentes secciones de un gran almacen de referencia para vestirse según toca para las elecciones pertinentes.
Hace meses para una manifestación de agricultores y ganaderos, se vistieron de pellizas y señoritos y pidieron que les envejecieran en una foto retocada.
El farwest hecho crazy people
Alguien lee en las nubes que los otros, los niños migrantes son los malos. El señorito soberbio, incrustado en nuestra mente por un magnífico Juan Diego sin piedad, hoy paseará por una tierra sometida y empobrecida por unos cuantos enriquecidos, dentro de una sociedad a la que se la ha ido reduciendo sus recursos, por la avaricia de aquellos, pero estos conseguiran que sus convecinos se fijen en el aún más pobre que se acoge a arrodillarse para darse un tipo de vida desprovista de rasgos humanos, para encontrarles además culpables de sus males.
Miramos desde nuestra atalaya para pensar que el odio que les dejamos sembrar a estos diletantes, no nos llegará.
Piensa, sólo el hecho de que alguien te haga decir que quienes cuestionan esta sociedad asalvajada, están infantilizados, te están haciendo aceptar tanta podedumbre.
Un 15M que empoderó nuestra capacidad de querer ser, por encima de nuestros miedos
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