jueves, mayo 05, 2022

Delicias

  Me he hecho muy de Cixin Liu y sus hormigas. En su momento, fui muy de las cabras, de hecho fui a una obra de teatro que trataba de como la inteligencia americana, sin que especificarán si era mucha o poco habían investigado sobre la de cabra, cuando se les quedaba mirando fija. El duelo de titanes era intenso y nunca salieron las conclusiones. No las de unos, ni las de la otra.

   Cixin me pone al mundo descrito como de una inteligencia suma, por haber dado con la simbiosis con los grandes depredadores de la edad de piedra. 

    Como periodistas, los Ayestaran, los chicos del curso de CTXT con Mónica García Prieto y otros muchas, de aquella época vivieron una etapa fructífera y motivadora.

    Yo, que a veces como animal, con el manejo de las herramientas ya tengo lo mío, pues considero que una mula mecánica es mucho lo que soy yo, considero que las aves carroñeras, muchas no necesitan volar, pero si a babosos que les rían sus sobradas; y a canallas que les hayan dado ese poder para que de una forma simbiótica estas aves, también majaderas les devuelvan las gracias conseguidas, en forma de puestos y de poder.

   Es un tiempo muy malo para lectura. Los mundos no se te revelan y de lo inmediato, por su avidez y su glotonería se van cayendo, como a los tiranosaurios de Liu, trozos de bilis que algunos recogen porque en cuanto ven a los colores patrios, los confunden con. alimentos. Así, por desgracia estamos, con muchos adorando a los líquidos biliosos, como bendiciones sobrenaturales y es más, entre sus cánticos están: danos veneno, rico, danos veneno, rico que nos lo inyectamos en vena y se lo pasamos a los nuestros, para que vosotros podáis llamarnos tontos.

  Dame veneno; esa es mi delicia, tonto, dame veneno

    

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