A mí, como a Guillermo Fesser, se nos está quedando los pelos de punta. A él, es un poco más literal. Yo, llevo una época que podría decir los pelillos.
A él le afecta todos los movimientos que están habiendo en Estados Unidos, no para parar la pobreza de los estudiantes que no pueden pagarse su beca y recurren a ayudas que les tienen hipotecados durante un largo y salvaje tiempo.
Está erizado porque los extremistas van tomando posiciones en una sociedad que no puede dar una dignidad a los que menos dinero tienen: en forma de una cuidado de la salud, de una educación pública para todas, de una vivienda digna. No lo puede dar como decía Luis Alegre, porque hay dinero para que un setenta por ciento viva bien y haya una masa de treinta por ciento que se pueda utilizar las tareas "infrahumanas", esas que pueden hacer cualquiera, sin necesidad de ninguna cualificación y por tanto son intercambiables y se les debe dotar de los menores recursos posibles.
Podríamos llamar a eso selección natural, pero no, es egoismo puro y duro de los que están bien, y que ni les importan, ni tratan de verlos por las tiendas donde van a comprar, ni por las calles que cada vez en mayor medida, van sirviendo de vivienda. Es crueldad de los poderosos que tienen una vida limitada, aumentan las diferencias para ser más ricos en vida y que las televisiones les hagan monumentos digitales, en vida de su grandeza.
Descubrieron un arma poderosa, que infecta de forma inmediata, que parasita, que radicaliza las posiciones en el momento del cual se deja de ver su codicia, la religión; en el caso del pais donde habita Guillermo, el batiburrillo de religiones matizadas que lanzan defensa de la vida, pero no de la que podrían controlar ellos, evitando la fabricación de armas, la invasión de paises a los que robaron sus productos y la vidas que iban asociadas a estos. No, eso, no, se meten en el cuerpo de las mujeres y quieren limpiar su conciencia de todo lo que no defienden en la sociedad, para controlar el cuerpo que ahí en cada una de las mujeres.
Quieren controlar la vida de ellas, eliminar sus circunstancias, sus matices, pero no porque les importe ese ser humano, al que colocarán en su estanteria para servir; en la calle, por no haber una justicia social; en el trabajo precario, al que quisieron quitar los sindicatos para que fuera el jefe y sus accionistas (bonito mundo nos ha quedado con estos que viviendo bien, se esconden de conocer las circunstancias de sus beneficios, mientras estos llegan).
Sólo es un quitar el foco, como Lasquetti con el doctor Montes, para seguir agudizando las desigualdades.
Dicen que es grandeza de espíritu, No, es aún más crueldad porque diciendo querer defender la vida y luego beneficiar las desigualdades, los invasores, las guerras en las que venden sus armas, les haría ser más inhumanos.
Lo son, lo único que existen "los pulcros" esos que se lavan las manos; que les dicen: defendamos la vida, y la creen defender en el cuerpo de otra, cuando sus actos clavan disparos en los cuerpos de periodistas, como Shireen Nasri que muestran los frutos de políticas asesinadas, en las que si intervenimos.
Dice Fesser, como Paul Preston en "Arquitectura del terror" que existen escribanos que tratan todo de asociarlo a lo judeo masónico, que luego va a lo socialista, como luego terminan en lo comunista y entonces, creen engendrado el germen del terror en el cuerpo de la sociedad. Y entonces el miedo de que les quiten, incluso algunos, lo que no tienen
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