lunes, mayo 30, 2022

Indigencias

 Un hombre en Barcelona se ha suicidado con 59 años. Iba a ser desahuciado por un Buen Pastor que lo debe ser sólo de ovejas. 

 Un indigente mental acude un día y otro a postrarse ante el atrio que les cuenta las únicas certezas inalterables que pone sobre los muros de su casa para que como rosales vayan metiéndose en los cimientos con el fin de ser alimentados por las aguas de la verdad.

 No quiere darse cuenta que su casa es un coladero porque esas verdades van cambiando a una velocidad pasmosa.

 Aún así suena con esas rosas y esas aguas que alimenten tantas verdades, como olas, vienen y se van y nos producen placidez.

   Alguien habla de flacidez cerebral. ¡Qué sabrán ellos, con tanta belleza vistièndonos con sus tules.

    Era él nuestro vecino y el banquero, nuestro dios. Al primero le cambiamos como un suceso más en nuestra vida. Al otro, le miramos con arrobo: presidentes de club, obispos, todos le bendicen.

  Por sus robos les conoceréis 

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