Mi señora me pone. Los dos nos buscamos, nos conocemos y después de años, nos alegramos de sabernos encontrar. En realidad lo disfrutamos
A Bórrell, sin embargo, no le acabo de pillar. Alguien pensará: claro, en la cama no parece que coincidais.
Pero es ahí, donde nos encontramos. Yo, porque me tengo que quedar horas y horas para no pasar estos fríos. Y donde él se mete en mis pensamientos, no por favor, nada erótico, para declarar que ahí debo hacer mi vida.
Es un mal ocupa, él tiene la posibilidades de ir a palacios y sino habitarlos pedir comida y mansión.
Como hombre valiente que se me ha enfrentado y ha ganado mi posición tendida, debía aspirar a metas más grandes.
Ahí, a los de la mansión les podría decir: con las desgracias de la sociedad, vosotros no podéis enriqueceros. Es el poder político el que luchará por salvar a sus ciudadanos. Y estos, por encima de ello, por su responsabilidad hace que está funcione. Pagareis un alto precio e incluso, sabiendo de vuestras limitaciones e intereses os dejamos existir.
Un poco mamarracho, él y tantos especuladores que primero sirven a las empresas, creo que se me han quedado
Ella, sin embargo, cuando entra me dice, porque clarita es un rato, vamos a follar que eso se les ha olvidado y entre pito y armónica, se nos va un rato.
Ay, eléctricas, ¡Cuanto dinero a vuestros siervos! para que a nosotros nos hagan esclavos
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