viernes, marzo 04, 2022

Aquí un iluso

 Hemos intentado no privarnos de nada a través de los siglos.

  Ahora, lo lógico parece ser enviar armas contra una de las principales potencias del mundo. ¿Va a parar algo? 

   La invasión no es fácil. Las otras guerras del mundo. Contra Yemen, contra regímenes autoritarios, tampoco.

   El bienestar general europeo se ha erigido sobre la explotación de otros continentes, por encima de los débiles.

  Ahora dependemos de ellos y del petroleo y otras materias de los agresores.

  Ni al más loco del mundo, ni a mí se nos puede ocurrir plantear lo siguiente: Renunciamos a todo lo que somos por el atropello a los países invadidos y nuestras debilidades nos la cubriremos entre los que creemos que la guerra no es la solución.

  La venta de armas no podrán tener beneficios, como tampoco los beneficios de las empresas que se han enriquecido con la pandemia. Los impuestos a estas empresas, serán como después de la segunda guerra mundial, casi del 90%. Es más necesario que una sociedad sobreviva que una parte de ella se haga riquísima.

   Abre los ojos, decía Alejandro Amenabar. Los muertos nos pilla por la ausencia de  actos anteriores sin una visión de una política a largo plazo que nunca se hizo. 

Se apoyó a sátrapas porque en ese momento queríamos obtener una victoria pírrica y nuestras chulas vidas, durarian una eternidad de un semana, como decia Olena, hasta que nos llegue a nosotras la necesidades. 

Luego los agresores serán nuestros dueños, porque no renunciamos a la gran belleza en la que vivíamos.

 Y los sátrapas lo saben, y se alimentan de nuestras prevenciones de si envío armas pero no me mojo porque el frío ahí afuera, sin malla es grande.

   Decirnos a qué tenemos que renunciar para salvar tantas vidas humanas

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Siameses y mercader

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