Iba a asomarme a balcón que estaba en la pared, pero claro, me han dicho, ¡joder que es un búnker!, ¡sólo es un dibujo!
¿qué quieres subir también con la escalera a las estrellas?
He bajado la calefacción, la solidaridad que no falte. Pregunté a la avi, oye estos señores de las eléctricas, ¿tú crees que me cortarán la luz?
¡qué va hombre! ellos están por encima de tus debilidades, con que pagues ya se quedan satisfechos. Pero, oye ofreceles que te van a hacer una entrevista. Ellos buscan siempre la publicidad.
Sí, pero mejor que no les diga quienes me entrevista.
No te preocupes, no ves lo que gastan en lavar su imagen, con que les envíes el papel o el audio les vale
Oye que la entrevista es en La Base
¡La madre que te parió!, avísame joder. ¿No podía ser el Antonio ese, el que te entrevistará?.
Me llamó, pero me dijo que si sabía patinar.
Si, hombre, en un viaje a Bourg Saint Maurice salí, patiné, volé y creí que a partir de ese momento poseía cuatro porciones de trasero.
Mi interlocutor calló por un instante, muy largo, parecía que una eternidad. Lanzádome un obus desde sus mejillas; sentí que lo que más le interesaba era la cuchilla de sus otros interlocutores, por efecto que pudiera producir por mi cabellera.
Cuando me solté un poco le dije: pero Antonio, ¿no te das cuenta que las vacas cuando las sueltas, incluso las que están cercadas, embisten?
Pronto se olvidó de mí, no era nada atrayente para los medios, y nada que me he encerrado en mi búnker. Pongo las diapositivas de otros tiempos, y como dice Andrés, uno es de donde te sientes y mira que me he puesto un grifo de cerveza y la música de Bob Dylan y me digo leches: parece que no se cambian las cosas pequeñas, porque tenemos miedo a los grandes.
¡Aquí me quedo!
Luego, cuando andaba tumbado, sin ganas de levantarme, me entraron los colores lilas de los árboles de Guadalajara, y sobre las hojas se posaban el amor a aquellos, que tal día como hoy, hace 18 años, fueron desgajados de los pálpitos de amor que tenían preparados para construir otro mundo mejor.
Cuando corro, me dejo acariciar por su vuelo, las beso antes de que se pose en el tiempo que se escapa
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