Descubres que has encontrado la verdad universal ante un engaño masivo. Estas ansioso por ser tratado como un miembro de la nueva doctrina, fiel y sabio, como todos ellos.
Te quedas mirando como para que contemplen tu habito de nuevo sacerdote. Arriba y hablando despacito exhalas bohomia y amor por la especie humana.
¡Quién no te va a agradecer que te sacrifiques por la proclamación de la Nueva Verdad!
Levantándose del asiento de plástico, pegado tu cuerpo por un sudor insano, te acercas al último panchito y sales. Te dices, si unos lo hacen levitando, como no lo voy a hacer pitando.
Ahí le dejas con la vacuna enviada para vaciar las aglomeraciones. Con los malos que quieren exterminar la especie humana.
El panchitero no se vuelve. ¡Incrédulo bachatero!
¿Te deslumbro? ¡Ah mediocre mono!
Al bajar del altar, te diriges a un puesto de lotería y mientras espera turno, no pierdes ojo al programa patrocinado por tantos magos de la desaparición de impuestos. En la pantalla del móvil se te ilumina la última bazofia que guarda en la carpeta de Certezas.
Mientras busca otro atril para pontificar sobre las oscuras intenciones de los Malos
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