lunes, agosto 16, 2021

El mandil

 Falta por poner el emblema. El mío, ya me lo elegí. Me lo están cosiendo con hilos de Karangasso y manos de encuentros.

  Construimos nuestro futuro, con los actos de hoy. Estos dias, que explican historias como en Coup 53, nuestras grandes suministradoras de petróleo, han actuado como motores de nuestras miserias actuales. Poner gobiernos títeres, con gobernantes tiranos que destruyen unos cimientos por donde entran otros salvadores que ya, para que más tonterias, te esclavizan.

  Cocinar "the caviar connection", tantos de nuestros políticos europeos, soportando una corrupción, en uno de los paises miembros, como pueden estar soportando las de su propio pais. 

  No tenemos la capacidad de asustarnos de nada. De una política que diga que su jefe, merece ser presidente del gobierno, aunque se haya reconocido que su esencia, es mentirosa. Periodismo que lo blanquea, incapacidad reconocida. Sólo ser fuertes ante el débil. 

   Sentirnos dueños de nuestras acciones porque podemos condenar a la miseria al pobre y devolver a un niño, a un pais del que no queremos saber sus tropelías; inhumanos por los enviarles, sabiendo sus carencias. Nuestro gobierno nos recompensa el sentirnos bestias. Nos marcan un objetivo y nos lanzamos a resolver nuestros grandísimos, mayores problemas. 

      Pero no son eso;

    Si podemos cocinarnos unas buenas oportunidades, en un mundo que sabemos podrido para que vamos a quitarnos el mandil.

    Grandísimo documental "the caviar connection", para explicar Azerbajian, pero también, los desastres de los Afganistán, fabricados para gastar dinero, con el desamor hacía sus habitantes.

   Siempre, siempre, el periodismo; si, PERIODISMO, no de los que son puestos por los magnates, no de los que saben quien les está dando basura para denigrar una eternidad y disculparse en un segundo entre publicidad.

    ¡Qué bello es el periodismo, ejercido desde la honestidad!. 

  Desangrarse un pais, cuando sólo podemos mirar por las balas, las ventanas que nos muestran las excelencias de lo artificial. Cruel ironía el Olmo que amé en Noveccento, siendo una marioneta, oronda, para satisfacer instintos, de un sátrapa.

 Periodistas como Nadhiya Islamanova; alrededor de ella, magníficos seres humanos que contrastan los datos, aunque Hasim tuvo que conocer los pies, las mentes ejecutoras de quienes sólo son sirvientes, para proteger un dictador, o una democracia corrompida, por mucho que se agarren a utopias, símbolos que dicen proteger


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