viernes, agosto 13, 2021

Alguien

 Eran las 16 horas, las cuatro de toda vida. ¿Quien está despierto a las cuatro de la mañana?

     Vale las 16 horas, bajad la mano, I contain multitudes, dice Bob

 Es 13, viernes, de Agosto de 2021, podría ser el principio de un viernes 13 estadounidense, tras decir que en Afganistan, ahora, no tienen que hace; Alexievich documentó que unos cuantos paises, ya hace años, no tenían nada que hacer, más que llenar ataudes de zinc, unos y otros.

   Adormilado, es poco, quizás estoy incluso atravesado por el calor, incluso en mi cueva.

    Knocking on Heaven's Door. Alguien golpea; ¿Quién es?, 

  ¿Aprovechó esa hora, también, Ulises, para adormecer al Ciclope y escapar, junto con su tripulación, de la cueva (alacena para la carne fresca)? 

      Ni Polifemo, en su grandeza, tras el nectar del zumo, pudo proteger su alimento, en esa hora de fuego.

   Remoloneo pensando que como Foucault, recuerdo las magdalenas berlinesas que clavan placeres a lo largo de todo mi cuerpo. Pero, las migas de golpes son desiguales. Algunas me atragantan

   Tomo conciencia de esa plaza, con un cemento desigual, ¡repárenlo, se nos lesionan!. Caldera a 45 grados o más. Ni las 5, hora del Té; ¿será por eso?; ¡son las 4!

       Si alguien  a mi puerta, le abriré. Un maestro, casi 50 años despues, me sigue deleitando con su conversación. Si no es él, le sacaré del brasero; pero ¡por favor!

               No golpee, se le escucha.

      Alcanzo la puerta. Nadie. Miro al suelo, ningun rastro de ser humano deshidratado. ¡Un alivio!

      Vuelvo, sin olvidarme de recordar a mi rosal "If you see her, say hello"; toda persona, sobreviviente a esas circunstancias, merece aprecio. 

                 Sus golpes no me abandonen; mi kayak, siempre imperturbable, parece revolverse desde sus entrañas. Ni los golpes con las piraguas del Ciencia, del Oxio, ni tan siquiera del Xuvenil, le habían producido ese resquebrajamiento interior.

     Son las 16h. quizás alguien, ¿Quién?, ¿un ser humano?, pudieran ser 50 grados en ese momento, con el calor del cemento. 

                                   Alguien sujeta una raqueta, una pelota. Lanza la segunda y golpea con la primera.

   ¿Allá abajo también juegan? ¿ Cómo castigo?, 

         No me lo puedo creer. ¿Salgo?

   ¿Y si no es un ser humano?. Igual que me perdí la tormenta de hace tres semanas, y si me he perdido el fin de nuestra civilización. 

               Golpea, una, dos, tres, diez veces seguida. Un silencio. Ni un saturniano con esta temperatura puede jugar más tiempo.

      No me asomo. Si, tiene que ser alguien superior

                           No, no es Semana Santa, no, no es un penitente, me digo. Se ha puesto al Sol, como cilicio.

        Novak Djokovic se metió en un río apunto de la congelación para demostrar la fortaleza de su mente. No, no de sus raquetas.

               Quien juega, ¡hola!. Buena potencia; contundente y bien dirigido parece cada golpe.

          Es parte de un entrenamiento de la felicidad como nos dice el filósofo de moda. 

               Sol, golpea cemento, antes golpea cabeza; no, no la seca. No teman. El ser humano supera esos golpes, esos grados, ¿habrá aumentado a 55 grados?, con esa raqueta, qué incluso de madera, de poliuretano o cualquier otro material, tendrá su corazoncito, su dolor, busca contundencia y colocación en una performance de superación.

        Suecía, sauna; Huetos, frontón, a las 16h. el sudor limpia las impurezas del cuerpo.

          Kafka, me ha metido un bicho en la habitación. Se agranda, toma mi mente; 

                 No existe equilibrio. Es viernes 13 y tras 30 minutos, todo ha acabado

                            Si alguien quiere asomarse a la plaza, que lo haga

                                  Y si quedarán los restos, mordidos por 45º

                                           The Who, Behind Blue eyes

                                                   Excelente juego

                                                        Belmonte

                                             Hay gente para todo

                                                  

  


 

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