miércoles, agosto 25, 2021

Oyeurismo

 Mi camino por la noche es estar sentado al fresco. Este año es chungo. Subido casi al techo, pensaba que la sala sería de baile. Serán los años o que un aparato electrónico se ha metido en nuestra relación y mis intenciones.

 Si, ahora la música y yo la tenemos, pero el móvil con sus chismorreos ha colonizado mi cerebro.

  La cabeza se lanza a un abrazo entero, nada de partío. Allí como si viniese de una guerra diaria con lo cotidiano impuesto, se aferra al Twitter, a la nada. 

   Sería más fácil los chismes cercanos, de nuestros próximos, que enlazan con nuestros íntimos. 

  Antes, cuando de la música salía el movimiento, te creías explorando un día el Mississippi, pero no, y de alguna manera, lo siento, con aquellos enviados que entre english americano y mi spaninglish sin fronteras, querían meter las palabras de un amor celestial; te creías más recorriéndolo con Bob Dylan, pero no con el de hace treinta o cuarenta años, que creías conocer en sus grandes éxitos repetidos, sin sentido pero en atrayentes balandros. 

  Ahora, por eso río, vas descubriendo a los Tom Sawyers subidos en árboles con ramas de abrazos ante los temores. Has molido tu cuerpo con las aspas del abandono para sacar las aguas que refresquen las desesperanzas. Por momentos, también, entras en una contracorriente para sentir la arcilla que es modelada por la perversidad, cociéndola con los silencios cómplices. 

 Por oír, escucho hasta las hojas arrastradas por los zapatos agujereados por las desolaciones llegadas desde la conciencia de lo imposible. Acercándome al paso por las piedras que sueñan cercenar los cuellos de los barcos de vapor escuché los pesados pasos de Nettie Moore que  me ofreció un duro vaso  del whisky más fuerte que la frustración. 

  Como no acompañar cada golpe con cada una de las miradas pérdidas a la que no pusiste palabras porque siempre temiste los abismos del rechazo.

  Alguna vez "el tiempo de silencio" rodeado de la incomodidad, es un viaje con el cascarón  que sobrevivió a las mayores catástrofes, tiene el valor de Tonight, I'll be staying with you.

   Pueden existir calas donde las noches arrojen olas con las ruedes sudoroso del deseo consumado, pero el fuego de las hogueras de antaño, se quema para no volver, aunque esa sea la certeza para un desasosiego, también es la brasa, de vivir ese instante.

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