Le he oído que tomaría las medidas necesarias. En un primer momento me he asustado por la firmeza con la que ha lanzado esa afirmación. Por eso mismo he levantado los brazos por si podía recoger las medidas pero iban embutidas en un viento cambiante con lo cual mi algoritmo ha ido introduciendo tantas variantes para la rosa de los vientos que tras unos vuelos rasantes, el ancho y el largo se han ofrecido a dar unas ciertas garantías de continuidad en un objetivo que ya había perdido su razón de hacerse. Craso error por mi parte. Sobre todo la parte interna del plexo derecho nunca me ha sido fiel y le ha dado igual utilizar una tela de garantías como un marco de un origen cambiante tras ser eliminado su valor por un sobrevalorado euro, que nunca prometió un premio en una visión de cantos tan vendidos como efímeros.
Marcaré de cerca los sies, no por un afán controlador; lleva tantos viajeros la plataforma que si tienes mucho puente te puedes desequilibrar, como cuando te subes a esos zapatos con agujas con las que tejes malos entendidos con encuentros con los que, a veces, has creado confusión
A mí no me importa si en Tre encuentro al Pepín que destroza esta hoja que ya estaba agujereada y por donde se han escapado irreproducibles palabras para ser lanzadas sin paracaídas, en un día de ventarrones, incluso cuando tienes cerradas las ventanas más contumaces ante el paso de los escasos rayos que de forma directa dibujan los contornos de las viejas llaves que abrieron algunas esperanzas y muchas salidas con manos húmedas por secar los ojos cerrados a cercanos horizontes
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