miércoles, junio 09, 2021

Día de los Océanos

 Afirman que hoy, día 8 de Junio es el día de los Océanos. Decía ayer Mara Torres que en su programa "El Faro", sólo trabajan con palabras polisémicas. 

  Si cojo, la palabra bañera, en un resbalón me puedo caer y, adquirida la insconsciencia, me puedo ahogar. Eso sería un océano de emociones lo que me produciría ese pequeño accidente doméstico. 

Cuando, me asomo al Cabo de Finisterre, en un día cualquiera de un viaje explorador de uno mismo, entre la bruma empiezo a tener consciencia de que allí, cualquier sobresalto personal, podría generar un vaivén de olas entre las cuales mi corta estancia podría ser una milésima en la que una ballena me podría tragar.

 Allí, por el contrario, se volverían a añadir una increible variedad de situaciones que me alejaría de las circunstancia exteriores que están ocurriendo fuera, en el Océano Atlántico, para convertirse en una llamada desde el altavoz interior de este particular cetáceo misticeto, en el que creeríamos poder encontrar un poco del misticismo que, dicen, tuvieron quienes se elevaron varios palmos por encima de mis zapatillas que ahora parece que ya siempre son de clavos, por como me agarran a la realidad de mis músculos, necesitados de mimos que no les doy.

 Las palabras que me subyugaron buscaban integrarme en el equipo de supervivencia de tan gigante beluda.

  Me llevaron a la sala, donde se exhibía de una forma impúdica y desordenada todo lo llegado por esa bocana tan grande que me había engullido. Me afirmaron que tomará conciencia que eso podía ser peligroso para nuestra mutua supervivencia. Recordaba como tengo algunos de los lugares por lo que me debo mover de forma cotidiana. 

No ví mucha esperanza, pero si una pequeña luz que me atraía. De su corazón salían pequeños corazoncitos en forma del aparato inventado que se van comiendo los plásticos y que tendría una tarea infinita si no fuera porque van naciendo otros robots con las mismas funciones.

  A ellos se les añaden, ¡ufffff de forma muy lenta! que muchos jóvenes ya no quieren plásticos. Pero el acoso de los grandes productores es tan inmenso como una ladera del Everest y de repente, en un gran concierto, de forma subliminal se vuelve a introducir una bebida plastificada o una tarjeta joven con origen petrolifero.

  En cubierta, pero sin la radio que ahora son los esclavos de los enormes ventiladores que alivian los expendedores universales de música, me traen unas estanterias donde de forma inmediata, aparto y deja preparada para su eliminación, todo lo no comestible que una boca insaciable ha dejado pasar sin ningun miramiento. Por casualidad llevaba una impresora en 3D que ha preparado una replica de ese sonado devorador de particulas de poliuretano. Hermano como hermano

  Del planctón que estaba a punto de pasar a la zona de máquinas de producción de energía, decidimos hacer una intervención previa para que de él, sean eliminados los recubrimientos que se han ido posando sobre esas plantas tan alimenticias como pasivas.

  Utilizamos para ello la máquina que conseguir llevar esa porquería a otro lugar que había permanecido tranquilo. ¿De dónde copiamos?; bueno, de la capa putrefacta de los actos de latrocinios perpretrados por el partido político amancebado con las grandes industrias, grandes economías que no quieren pagar impuestos. 

Podríamos decir, no que en los últimos años, lo siento no fue nunca así; sino que siempre existió y existirá quienes se ofreceran para con su rostro, de soberbia etiqueta de mamporrero, por el agujero mandril, saldrá el esputo empujado por una bocachancla preparada para la exhalación de huesos que llevará esa capa plástica a posarse sobre la impudicia de insultar a una mujer o a un hombre que hayan osados enfrentarse a esos comedores de dinero, tan insaciables, tan perturbables cuando se les desnudan en su entresijos.

 Contemplamos las aguas saladas. La belleza suma de un paisaje tan inmenso como un desierto. El agua de los océanos, también son fuente de vida; pero tantas y tan variadas formas de colonizarnos para ser parte de nosotros mismos, han necesitado convertirlo en un estercolero y es tan difícil controlar todos los vertidos que son arrojados, como para un Banco de España, controlar toda la corrupción que existe en una sociedad y, por lo tanto incapaz, echa la culpa de menos contrataciones a la subida del salario mínimo.

  ¡Cómo no se van a contaminar los Océanos, si, como culpables buscan señalar a los demasiadotardistas que enfrascados en las lecturas a Joserra, se nos han ido algunos de nuestros pelos, arrancados por una exposición tan clara como amena para otra forma de ventilación!

  El Océano empieza en una alcantarilla o en mi sumidero, luchemos para que no nos devuelva la basura que le hemos echado, porque a él no lleguen

  


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