Encuentro por CTXT, un anuncio (¡ojo, cuidado! de autopromoción; "espacio vendido". No, no es para una multinacional de esas que nos dicen que se preocupan porque veamos más claro todo nuestro transcurrir, incluso en la noche; ni es por una que afirma que los productos agrícolas suyos son lo más sanos, envueltos como el jamón serrano en un plástico. No, CTXT, ese espacio se lo hemos pagado sus suscriptores.
Aquí estamos despistados con los bombardeos diarios, intentando hacerle caso, pero mirando varias pantallas, por si las vidas, casi insustanciales que nos venden los vendidos, se nos escapan, mientras que lo esencial pasa.
En ese instante que veo ese anuncio, oigo que Ramón Lobo desea suerte a Javier del Pino; lo asocio y me da la sensación que la nueva cúpula directiva de su emisora está tomando decisiones, donde nada está claro. ¿Cuánta autocensura es capaz de ponerse un programa absorbido por las grandes empresas para su publicidad o porque son tenedoras de sus deudas?
Han hablado del aborto, han hablado de Afganistán; por una colonización que se hizo desde las armas, en vez de la cultura, aunque hubiera sido un espectáculo vacúo pero, eso si, sin extintores de vida, que hubo un tiempo que aquello ya lo que tenían entonces.
De los temas que nos propusieron al inicio del programa del domingo; reflexionan sobre los actos de quienes dicen defender la vida, les recuerdan que esta se desarrolla, incluso, después de nacer. Lugar en el que una vez aposentados, estos grandes "influencer" se echan en brazos, regazos de grandes capitales de los que no parecen preocuparles ni su impudicia, ni su avaricia, ni algunos de sus siete pecados capitales de los que parecen hacen acopio.
Despistar con el cuerpo del otro, con los actos de quienes dan dignidad a la vida, como el doctor Montes, para mientras colonizar nuestras herramientas de futuro. Tan viejo, el proceder, como tiktokeado en nuestros días.
La artista Marina Abramovich,de procedencia serbía, ha realizado performances muy variadas a lo largo de su vida. En una de ellas, estar de frente durante 760 horas mirando al público, puede actuar como un espejo del cual extraigamos muchos de nuestros demonios que buscaremos exorcizar en ella. Nuestra violencia, es un arma que, a veces, afilamos con nuestro miedo para penetrarlo en quien enfrente desnuda nuestros malestares. En la enseñanza, los años me han enseñado que algunas reacciones, no venían sólo de comportamientos inadecuados de las otras-os, sino de miedos, incertidumbres propios que se desequilibraban sobre abismos, de pocos segundos, pero con grandes agujeros en el tiempo.
Donde está el peligro, está la salvación, Leila Guerreiro. Mucha suerte, a quien tomo ese alambre para hacer un programa enraizados en los seres humanos y a quien siente que su senda, pueda aún encontrar mañanas de neblinas que humedecerán pasos desérticos
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