Nadie puede parar allí, nuestros interlocutores, tampoco. Nosotros, hubo un tiempo que bajamos en una caravana para visualizar que les queríamos por aquí, porque son seres humanos y sus razones para llegar hasta nuestra tierra, en muchos casos no las podemos entender, conocer o enjuiciar.
Tener conciencia que dos chicos, con la edad de mis alumnos, han muerto cuando querían entrar de polizontes, como otros porque se embarcaron en una embarcación con alma diabólica, es sentir la impotencia de no llegar a ellos porque estamos a lo nuestro.
Sentir que se venden como patriotas personas que andan sueltos, adquiriendo y tomando el veneno en el que estamos envueltos es volverse irracional, para coger esa vara mágica con la que me encontré en mi viaje por aquel arrabal.
Yo, me propuse no utilizarla, pero claro he montado una buena, porque todos los que se habían metido en algún sitio sin respetar algunas de las medidas que se nos ha recomendado, los he podido meter en una patera, sin gasolina, con poca agua y con un descerebrado como yo como patrón. Se han abalanzado sobre mí, cuando han comprendido que todo esto era un embrujo; por supuesto que no tenía miedo; los que a cambio, habían aparecido en un lugar lleno de taburetes, lo han lanzado hacía el escenario. Claro, te dices, ahí habrán quedado, que leches, con la fuerza mental que tienen estos que son capaces de alejarse de los suyos, ponerse en manos de piratas, someterse a normas macabras y terroríficas, han traspasado el escenario de los berridos y han llegado a mi embarcación. Allí, ¿qué puede hacer un hombres solitario rodeado de alimañas. Efectivamente, coger cada uno de mis taburetes y con todos mis miembros los he tenido a raya. Y cuando lo digo así, es que es así. No veas de todas maneras, berreaban, oleaban, clamaban por la unidad, que desde luego ellos no tenían, porque era oírles y empezabas a viajar en todas las latitudes y longitudes posibles, del mundo mundial.
Yo, les he dicho, a ver campeones, por lo que veo necesitáis un líder, sobre el que descanse vuestro asintomático cerebro. Mirarme y en ese momento, habiendo visto que el último rayo del sol estaba a punto de llegar, he eructado, se que no es muy digno, pero oye, con estos, mano de santo, ha salido una llamarada que me ha iluminado como en una imagen bíblica.
Verlo y caérseme de rodillas delante de mi boca, aún con sabor a ajo. ¡Qué por supuesto no les molesta!
Desde hace un rato, ya no leéis, creéis que estoy rallado, hombre no lo sé pero que alguien diga que un rey tiene origen divino, cuando ya os he demostrado que me advenimiento ha sido desde que voy en la barca, con unos gandules a mí disposición, vosotros diréis que seriedad puede tener la primera afirmación; además yo no tengo coletas, y puedo certificar que una libélula se ha posado sobre mi cabeza. ¿Aún tenéis alguna duda?; por cierto ¿alguien sabe manejar mi barca. He dicho que tenía conocimientos del Zodíaco y algunos lo ha asimilado con lo de manejar una zodiac, así que como pronto no se acerque alguien por aquí, iremos siguiendo a Orión, pero claro eso no sé que tiene que ver con llegar a tierra firme.
¡Traed gasolina, por favor!
Hoy, seres humanos han perdido la vida: sus, nuestras ilusiones, sus nuestros pesares, sus, nuestros terrores; sus, nuestras impotencias.
Dicen que no respetan las normas. Miro lo acontecido, hoy, o ayer, o cualquier día en muchas de nuestras ciudades, con seres transmutados en himnos, patriotas y símbolos y me sale una mueca triste, desesperada.
¡Si ellos sólo empezarán a respetar las normas, aquí había mucho sitio!
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