Vuelves a sitios que casi conocías por navegar el agua de su río y bailar entre sus piedras, con saltos, giros y escapatorias que aún vistas en esta época, parece un imposible. Sabes que las lluvias repetidas o incluso que un tiempo mayor de sequía trazará nuevas vías y la seguridad te la dará la práctica repetida o el ir acompañado por piragüistas en los que confiaros. No es ya un buen tiempo para llevar tú, la responsabilidad. En el Tajo de la fuente la Parra hasta la Falaguera, con sus pequeños sobresaltos, ni tan siquiera, en tiempos hábiles, a veces te sentías igual. El recuerdo de alguna cliente piragüista que en una de nuestras fáciles "corbatas" de antaño lo vivía como un fin de una juventud, que ya no debía tomar riesgos mayores, con viaje a nuestra responsabilidad Tú sentías que en ese pequeño salto, te habías quedado en el lugar adecuado para realizar el apoyo y ella, que en esos lugares, el caos ronda en medio de un lugar que te invitaba a la relajación, pero en El Tajo, solo te lo ofrece, ahora, en algún momento esmeralda que te embauca con una corriente fría, pero de una intensidad que te vivifica. Ayer, años después en estos instantes, desprendido de todo, lo sientes, profundo encuentro con el agua que te mecio en inviernos inclementes
Bella estampa cotidiana con estas viajeras que se descubren entre paseos por un río dónde el agua vuelve a pasar por el mismo sitio de nuestra mente a la que relaja y libera.
En los días finales de Agosto, nos desconocemos en nuestro futuro, mientras el odioso dinero amaestra la baba de quienes sueltan amarras para llevarnos al caos, salibando mansedumbre ante su amo y desprecio a quien le admite y odio a quien le revela como bestia
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