miércoles, agosto 05, 2020

A 200. Second day, where is my voice?

Someone now jumps on my tree. Nobody tought that she came back too soon but the robberies had been the way of life of these people.

My clothes were prepared and I sang for longtime. The beach has been prepared by his colleagues to receive him.

What can we understand about realities?

People, around me, ask for my old knowledges. Why should I avoid it? I repeat my own sentences about aged people; if I knew the realitiy and I support the liars, you could support whelthy person but I would also be dishonest with myself

 El agua está fría, no sé si me meteré, desde hace tiempo contemplo la posibilidad que ese cansancio haga que el contacto con la corriente me arrastre por su poderío hacía lugares donde no podría encontrar salidas. Yo, si que fui hasta aquel campo para recoger los frutos del trabajo previo que había encomendado a aquellos que me eran desconocidos; dejé que ellos fueran arrastrados por las olas gigantes de calor extremo. Hoy en Climática, Paz, Beatriz, Mario, Jonathan nos hablan de todas esas normalizadas guerras pérdidas contra los climas extremos por nuestro no poder parar.

Ahora, ellos han tomado conciencia de mi egoísmo; pese a que yo les vendía el calor como algo bonito en mi patria, exponerles durante horas y horas al Sol que lo producía, y tras alguna desgracia, siempre en ellos, de golpe de calor mortal; no se creen ya mis palabrerías, y yo me veo sin fuerzas, joder, me las daban ellos, para luchar contra tanta negación hacía mí. Yo, también soy víctima de la codicia de mi amo y de la enorme canasta que se ofrece en mitad del pasillo del maravilloso supermercado para ser llenado de enormes sandias.

 ¿Cuántos se negarían a coger sandias, a precios del sudor de un esclavo, que sacían nuestra sed y nos trasladan incluso a la imagen onírica de posesión de nuestra dama ansiada?. Tocamos el culo del producto más tiempo del necesario; siempre más tiempo que debieron tardar en llevar al migrante al ambulatorio. Céntimos de comisión en cada litro de petróleo para ahorrarlos incluso en la vida de Eleazar Blandón, ser humano con cuatro hijos y mujer, luchando por alimentarles. Céntimos puestos en una máquina de contar codicia y glamour con el que pagar a tanto vasallos, de estúpidas palabras floridas para actos basura.

 Me esconderé, como aquel piragüista que me demostró que detrás de cada piedra, más o menos, existe una contracorriente que me puede acoger para respirar tras la acción cada vez más perfecta, observar lo realizado, descubrir nuevos pasos. Yo, también lo haré, me voy a embarcar y esconderme durante un tiempo.

Fui adorado y ahora, con los pies en el río, temiendo que habrá más las compuertas para ser arrastrado en aquel momento en el que serví más al amo de la vida, el dinero que al hecho de percibir al otro, en todas sus circunstancias, cabalgaré sin parar hacía la indecencia.

¿Cómo puedo haber llegado al estado de ánimo de negar la vida para ser un eterno justificador de que todo era irremediable?

Habrá ¿quién? Juegue con esa última sandía que fue tocada por las manos exhaustas que buscaba masajear su propio corazón para poder seguir sintiendo los de sus hijos que se saciaban con “las cebollas del hambre”. No pudo él, y los demás miraban al servidor con tralla, para seguir arrastrando sus pasos en pos de “encestar” en la banasta gigante de la codicia que sale por la otra punta convertida en dinero mientras en cada uno de sus poros rezuma la muerte de la persona, la defunción de los derechos humanos que se dicen actualizados en las hojas, pero rajados en los peldaños por donde suben y bajan la dignidad en función de su visibilidad.

¿Nos convertiremos en las bestias para repetir  los mensajes de los que queman los asentamientos que acogen a quienes nos han alimentado?

María Sánchez, veterinaria, luchando por un campo humano, no vuelto también hacia lo industrial, en su ponencia de Uniclimática nos visualiza dentro de un modelo que debe ser sostenible, justa, humanitaria, enfrente del que trata de imponerse.

María, nos habla de medios rurales, diferentes pero respetando los tiempos naturales de la vida. Palpitan sus palabras como sus intervenciones en “carnecruda.es”, (¡eh, eh que tenéis que apoyar a carnecruda, por su periodismo honesto, por su compromiso por otro mundo más humano!. Ya veréis Javi, equipo, lo conseguiremos. Lo merecéis). Denuncia a  quienes cobran del campo desde las ciudades y rompen ecosistemas que desequilibran nuestra naturaleza.

Escucharla es concienciarnos por un medio rural sostenible y humanizado.

En ella, se nos reviven, tantos y tantos Eleazar Blandón y tantas otras mujeres atadas en sus condiciones  de trabajo por su procedencia de vida, ya encadenada desde sus procedencias

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Siameses y mercader

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