martes, agosto 25, 2020
Dylan, dile hello
Si la ves surgiendo de las aguas, dila: hola, a la vez que ya se está yendo y yo la digo goodbye. Como el agua se escapan los seres a los que acompañamos. Un día, Santos al hombre por el que siempre he sentido cariño por el aprecio que le percibí a mi padre. Momentos después, Aurelio, mi maestro para el arte de cultivar las patatas, al que en mis pasos en solitario fallé en tan frustrante arte de conseguir patatas para besos de tortillas o estofados, si sé que raros, pero para platos vegetales.
Él es, porque hoy aún le vemos con su silla anclada a los actos del pueblo, un espíritu inquieto para insuflar vida a un pueblo. No se conforma con el tiempo que le ha tocado vivir y con las helices de sus muletas aparece por el huerto. Si, "esas patatas" condescendiente
y risueño "para ensaladillas". Mientras miramos a Gerar, sin darnos cuenta se le han ido quienes le rodeaban a pulsos de un latir inmenso; ellos, Gerardo y Aurelio se fueron sin decirle: hola y adiós y a nosotros nos queda la tarea de cuidarle y esperar sus "tormentas" para que esas piernas le dejen en paz y porque sabemos que son fuegos para abrazos, si alguna vez, que son muchas, andamos a por uvas.
Aurelio es la tierra que le ha tocado vivir, la saborea en todas sus esencias, como Sagrario, Luci y Susana.
En cada instante, siempre, en que se ha sentido en el pueblo, cabalga con las motos de José y Nacho, mientras Fatima y Ema, se mecen con los vaivenes de estos paisajes, a veces salvajes, por momentos, embriagadores. Duro para Gimira, Amparo y Juan. Pero a nuestro querido compañero de este tiempo, Benito, le faltan tantos abrazos que me embarco con las letras para que le llegue el frescor de las palabras de agua, esas que como en el Tajo, tanto alivian cuando el corazon rezuma dolor. El manantial recoge sus gotas de dolor para decirnos Hello, mientras por el canal la poesía de Dylan promete irrigar el agua donde nos exploremos. Sus viñas engendran las uvas que por su tiempo compartido, nos llama a la pequeña ebriedad de celebrarlo. En el agua se mezclan gotas, las salinas fluyen en la corriente que choca con la piedra de nuestros obstáculos o con las contras que nos permiten descansar de tantas tristezas
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