Llegó el momento, la exhibición no será todo lo brillante que se hubiera querido.
El tiempo ayudará, dicen
En un silencio culpable, sus micrófonos alojan las voces de sus miserables.
No es de ahora, cual es el misterio de su fe sin esta admite la difamación y los señalamientos.
A sus enemigos, frotándose las manos los exponen y si hace falta, en las sacas, les daban el tiro de gracia. Muertos se alejaban de los infiernos, que era tener a esos maquiavélicos miserables en vida
Leer sus endiablados compases, llenas de símbolos pero el profesor te dice, dales vida melodía como en el lenguaje global. Nada tiene sentido por separado.
Entrégate a descubrir la conexión de las palabras hechas señales de un mundo de belleza. Están en cada nota, tan matemática, tan exacta, tan exasperante pero tan puerta a la belleza.
Te embarcas creyendo que sales a un charco, luego ves que es un lato, aprendes que existen ríos con sus sifones donde te desapareces, rebufos que te deja sin aire, luego mares de leveches y levante y cuando llegas a océanos, se te presentan tormentas perfectas y hundimientos abisales pero siempre cuando quieres descubrirte en cada circunstancia empiezas a cruzarte con ella, la música y la abrazas entre las curvas de las Mary, cerca del río o a aquella mujer de la tierra baja o Marianne donde la isla es vuestra cama y sus estallidos, el universo transformándose
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