domingo, julio 20, 2025

Derrapes

 El espejo tiene mil yos, se alimentaron con el ultimo frasco que le arroje, nada contra el cristal, nada contra el personaje porque el viento que alimenta las difamaciones es alimentado con pulmones de rabia, resentimiento y yoísmo.

  La desesperanza me hace agarrarme a uno trozo afilado, con una imagen quebrada, sucia; pero si, soy yo, porque para la supervivencia me piden que ese yo, niegue mi capacidad intelectual. 

   En mí, se que es una necesidad, que decirlo en público es rebajarse a la basura, pero lo contrario sería mi muerte pública, pero peor, personal, me entregué al mayor de los demonios, el capitalismo; sabiendo que absorbe cualquier resquicio de dignidad.

   Soy una bazofia por afirmar semejantes idioteces, pero quienes me piden que lo lance, saben de mis necesidades, obligaciones adquiridas, pero desprecian a quienes les van a justificar todo y les darán el voto. Yo, Felipe, ganaré para ser su nada; pero, por ahora, necesitan sobre con votos para ellos; no importa nada más. Como tuvo cuidado de decir aquel haragán sin escrúpulos; mientras me votes, sólo eres eso; si no lo vas a hacer muérete. Mamó aquel secuaz, no volvió a la docencia

    Me presentan como El Hermoso, pero no lo soy, lo reconozco. 

    Ya puestos que hagan conmigo lo que necesiten; a veces, necesito mirarme al trozo que ha caído sobre el bote derramado de lejía. Me niegan viajando con un destructor de la salud de mis conciudadanos. No me lo puedo creer, pero es así. Incluso creo que serían capaces de acusar a quien pulsa las teclas para postrarle en una infinita ciénaga. 

     ¿Cuál es el truco a todo eso?

     Me animan a hablar de las termopilas y como desde allí, Lewis Capaldi, canta Pointless. Son tan crueles mis amos. para recordarme que es inútil que yo quiera aspirar a otra cosa que no sea ser su servidor. 

      Confórmate con esta época en la que te sientes arropado por esa voz nacida de entre las garras de las limitaciones, que te embruja para no tener ninguna razón para quitarla de tu enamoramiento con la música.

       Algunos días, en los que parece no necesitarme para hacer arrodillar a mis pupilos, sueño con hacer pequeñas cosas para irme rehaciéndome como ser humano. 

        En esos momentos, empiezan arrojándome chinitas, luego piedras y después de murallas de sus repeticiones, comprendo que me vendí a su miserable mundo y el cielo, sólo es un agujero por donde puedo intuir sendas, por las que me gustaría escapar; pero mis dedos sólo alcanzan a ser arañados por la rugosidades, cualquiera impregnadas de su ponzoñosa interpretación de un mundo para que todas las cosas les sean sometidas.

       Si, un día, en aquella curva; tal vez, quizás, derraparon en su propio aceite...

        Y esa esperanza caerá, porque nos habíamos atado a su criminal despotismo y en él, van ellos, los sobre ciegos.

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