jueves, julio 24, 2025

Ari de la Playa Girón

 Aparece un Unicornio con Silvio Rodríguez. Algunos días, la lengua propia se introduce por una recóndita rendija para calmar los maremotos. 

  El Silvio que cantaba aquel jugador de kayak polo, en algunos de nuestros extraños viajes por la Galicia que nos acogió y nos enseñó. Recuerdos con abrazos con aquellos adolescentes con los que soñábamos superar un mar que había entre sus condiciones de entreno y la nuestra. Ahora, con esfuerzo la base se ha consolidado y las aguas del Henares son surcadas con pericia y con esfuerzo.

  Ari, periodista argentino se viste de escucha a quien suelta un chorro de palabras, como podría lanzar un universo de nadas con el que oscurecer los cielos a los que miran tantas personas hoy. 

  Si hubiera valentía, las 138.000 arengas que se lanzaron para provocar el pogromo de Torre Pacheco, serían buscados en su origen por lo que tiene de provocar violencias; un partido no tiene el derecho a mentir para generar odio entre quienes luchan por un futuro en el que se tiene que convivir en tantas y cuantiosas diferencias. 

   Andamos por la playa Girón, quizás aislados, a medias vencidos; mientras llegan esos barcos invasores de los mercaderes de sus violencias; días después, se preguntarán aquellas hordas, quienes les habían guiado para dejarles vendidos e incluso enfrente de mareas de ciudadanos que se cogen de la mano para quitarles esos bates, manejados con cascos y para, a las vez, pedirle justicia para mostrar su cara y hombría por haber destruido el negocio de un ser humano que genera riqueza, como otros, lo hacen, recogiendo fruta; y más horrible, uno de ellos, toma los datos de un migrante que trabaja, en eso si, su explotación y cobra el salario mínimo. 

    A eso fuiste, valiente a dar cobertura a un canalla que en tu nombre y en el de una patria, roba a su trabajador y tu España a la que, ambos, decís amar, bajo vuestra bota de deshonestidad.

    Llegamos solitario a la playa Girón, pero allí nos abraza los Ari Lijalad, las Olga Rodríguez, las Laura Arroyo y minimizan seres cotorrizados, subvencionados por lo público, a su, quizás, no pesar y tantas empresas mamadoras de lo público, que devuelven favores. 

    No tienen que sentirse solos esos Manu Levín; si, por un inmensa desgracia, abandonados los periodistas palestinos masacrados.

   Queremos ser granos de arena en esa Playa Girón para que sepan esos jueces corruptos, que podrán ser indignos, subvencionados y perdonándose a si mismo, sobre todo porque esclavizaron a su dios, del quien dicen que les perdonan; y no tienen el espíritu de honestidad de japonés, cuando la destruye con sus actos, sin tomar medidas que las reparen. 

    Esos barcos invasores de agentes, de no sabe que ley que esconden información esencial para que la  difamación a una mujer, que se ha mantenido por años, haya permanecido oculta y el oprobio mantenido a sabiendas. A esos piratas de los ricos, nunca sabremos a que patria aman, porque llevar colores en la muñeca, es como aquel desclasado que tranquilizó a un anciano; no te preocupes, muchos de los que entran ante los tañidos, debieran salir por las cloacas. Llegarán y encontrarán en nuestra playa Girón, versos, canciones, la paciencia infinita de Ari y ellas, tan nosotras, tan claras, ante el conformismo que se anega antes los tsunamis de los burdos, fieles a sus amos.

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