viernes, julio 25, 2025

El Guil musical

 Ahora que refrescarse se ha convertido en una necesidad, eliminada la opción de bajar aquel río de los Alpes, a merced de las aguas que iban chocando con piedras y curvas para trazar rutas que debías ir identificando a cada segundo, con la precisión de un músico al que no se le permite el más mínimo desvío para mantener el equilibrio de la composición.

  Ya las habíamos pasado de todos los colores por las aguas del Tajo, ríos de Pirineos y aquel Piqueras endiablado. Siempre se había hecho necesaria la confianza en las personas con las que ibas. Allí, en aquel primer día de Alpes, por el Güil aquello era otro nivel y si, la lucha fue en solitario, gente con la que apenas había bajado y aquello fue llevo una gattino llena de agua, ¿no habrá, aunque sea algo cortante, algún cable donde agarrarse, dejo huella.

  Ahora querer comprender la música también es un trabajo conjunto, pero el previo individual se hace esencial. 

   Se ha bajado por músicas, que se me escapan o me tumbaban como en aquel recorrido de Torla a Broto, durante 100 metros boca abajo, hasta que se armó el esquimotaje; ahora, estos ocho meses, en muchas ocasiones la sensación era la misma y embarcado en esa inestable nave, el profesor ha dejado que descubriera en que precarias condiciones me enfrentaba a las músicas de Diciembre, Abril, Mayo y Junio. 

    La nave ha sido remolcada, en la mayoría de las ocasiones, por un silencio que era respeto a quien había consentido en compartir espacio. 

    Ahora, vuelvo a nuestro Seu d'Urgell, en una pasaje que pareciera no decir nada y sin embargo, son los libros de Londeix, Prati y Lacour, que como aquellas puertas colocadas a la entrada de las aguas, más o menos, tranquilas del canal olímpico y sin llegar a su recorrido cañero, nos pide que hagamos la tracción orientada, la palada circular, el llevar el cuerpo en total comunión con el kayak y  por ello, comunicar nuestras fuerzas con cada tensión que manifestemos en nuestro cuerpo.

    Los ejercicios musicales, lejos de ser monótonos, existen las posibilidades de realizarlos de tantas maneras que en cada uno de ellos, su total control, es pasar la puerta de tal manera que te coloque en disposición de pasar la siguiente, con lo cual la continuidad de los sonidos, por supuesto, con sus ajustadas pausas, creará la belleza que has escuchado en tantos y tan diferentes interpretes. 

    En ello andamos y para ello, este, más de un mes, será la llegada al descanso que formaba la Durance y entonces allí, con un agua congelada, harás una nueva serie de esquimotaje, con el anuncies que tu camino prosigue

    Habrá días después, que te juntaras con otros combos, como entonces se hizo con vitorianos e italianos y ahora si, sentirás que todo va a mejor, entre otras cosas, porque te verás arropado por tu esfuerzo y la camaradería con la que te tienes que enfrente a esos descensos; sean de aquel Güil o de un Tajo, iniciático pero al que, siempre, se deberá respetar.

 

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