Letras de relleno por si un día se aparece Nieves y nos abre los cielos para que de allá caigan tantos falsos astros como son los borbones o los héroes eclesiásticos.
La cabeza, mientras, parece querer explotar por se han metido los modos tonales y su utilidad entre los saberes a comprender. Por ahí, se corre peligro de no clavar un picado con la testa y es lo más lógico porque cuando la distancia es enorme, lo mejor es caer de pie que siempre son un poco más puntiagudas y por otro lado, aunque Penélope, los envolviera en besos y lametazos hasta hacerlos sensibles, para llegar a extásis que la devolvíamos en semejantes cuidado, sin embargo, los pies no parecen poseer esas neuronas que son capaces de hilar los acordes a partir del Círculo de Quintas.
No te creas que aún así llegará el momento, pero si la paciencia para culminar en un hoy continuo y celebrarlo. Luego un día cogerás una aplicación, otra te insinuará frecuencias para identificar aquella película o aquella canción y por un instante, recordaras que fue por aquel tiempo que se fue, donde empezó la recuperación en aquellos lametazos en la oreja, en la que se obró el milagro, para que, poco a poco, surcando aquellas noches de erotismo, donde se te hizo más fácil que comprendieras que existe una sensibilidad y de ahí, un sonido y por ello, a ella le querías devolver aquella gracia que te concedía, cuando metía en su boca el apéndice hasta estrujarlo y salivarlo para dar pulso a cada poro por el que se entretenía su excursión.
A la cuarta, a la quinta, a la octava te prometen que serán justas, pero luego miras los pentagramas y comprendes que las líneas eran los muros que nos separaban y a través de interpretar cada uno de ellos, empiezas a percatarte que vivir cada momento necesita la entrega necesaria para convertirla en lo máximo, sin esperar ensoñaciones sin cuerpo en el cometer cada delito de pasión, tan incompletos, cuando la piel es el aire.
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