lunes, enero 06, 2025

Escuchar medidas, dentro pulsos

  No sé como se han apañado; ahora eso si, no llamo a la guardia civil. Los que han dejado regalos en mi casa, si han bajado por la chimenea, tienen que estar negros como un carbón y no quiero que les vean. 

  En el cartel que distribuyeron para prevenir robos, asociaron lo negro a robar, que ni que fueran todos Zaplana. A cambio lo blanquito, nos lo plantean como nuestra tranquilidad y paz, que dígaselo usted a un narco, con lo que pone, con el riesgo en el que se meten hasta los amigos, a no ser que sean políticos y con las rejas que caen, pero a los más pringados, por pobres, no por implicación.

   Me han dejado un muñeco al que aún no acabo de entender su sentido; vamos a suponer que esto último lo tiene. Repite todo el rato gordo, el jodió, claro, no se agota, le han puesto pilas o lo que sea que le hace funcionar, paguitas de asociaciones con inconscientes al mando o especuladores con manos limpias, mente basura y boca de mando. 

   ¡Hombre!, uno es como es, pero no le es agradable ese recordatorio; he decidido que lo voy a enviar a algún barrio de Sevilla; allí, parece que a sus niños, les quieren educar en el odio. No creo que tenga Remedios; si la tuvieran, tendrían empatía, aunque ¡quien la tiene, por allí!, si la memoria les jugaría la mala pasada de sus heredadas traiciones y violencias. 

   El muñeco está hecho tal para cual, en aquella cool barriada, un "lo pelat", faltón, unos servidores que esas cosas no las escuchan cuando se debiera penalizar y unos señoritos que utilizan sus Reyes Magos, son reyes pero están a su servicio, si han venido de fuera, mejor; faltaría más, para insultar y menospreciar al diferente.

    Menos mal que cuando me estaba embarrando ha acudido el metrónomo y ha puesto su ritmo; soy un mandado para estas cosas del arte, que no las comprendo muy bien y encima me las doy de listo. El rey, más negro, de los que me ha tocado, me han envuelto en un papel ese aparato, y en él venía escrito a grandes letras, "no vale con decir que lo tienes; escúchalo y hazte ritmo. Sobresalto, yo oigo hazte y ni les escucho, más falsos que la piedad de los del barrio de arriba.

  Menos mal que me ha llegado enseguida la palabra ritmo y entonces, la música que tenía de fondo, se ha hecho escucha, John Coltrane penetra por los poros y se convierte en una sucesión de segundas, terceras mayor, cuarta justa, quinta aumentada, sextas o séptimas menores y te avisa: "disfruta de lo que puedes mensurar en este instante; el kayak, la carrera te midió los conocimientos y los entrenos e incluso se ajustó a una grado de inconsciencia desmedido. Ahora deslízate hasta esos pentagramas y descúbrelos, que es descubrirte. 

    Os lo juro, señores del cartel faltón, John Coltrane ilumina cada uno de los poros del aterido cuerpo. ¡No se equivocan la apariencia exterior!, parece negro el señorito, no tiene nada que ver con quienes ejecutan "las negras ordenes" que privatizan la sanidad, aunque a ustedes como en Chile, les den beneficios por actuar como sus guardias de seguridad.

    Los regalos tienen eso, que los empiezas a desenvolver, te vas emocionando, te sacan de quicio y te acuerdas de sacar "el corazón de las tinieblas" y escuchas el tiritar de un niño, al que quieren asesinar en Palestina o al otro que le ponen a sacar coltán en el Congo, para que un cayetano pueda registrar con su móvil, como en su barrio son únicos y utilizan a los Reyes Magos para proclamar su odio de clase a la fruta. En estos sitios por aislados y acústicos lo que tiene es que hay mucho eco. Ellos sabrán 

    ¿Les había hablado de un muñeco voceras para desfavorecidos y amansado para sus pagadores?

   Yo, puro Amaral

    Not stress

      Aunque el odio no es mi amigo

       🎵 "Sois mis amigos" 🎶 

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