lunes, enero 08, 2024

Tizas

 Escribe Paul Laverty una poesía Chalk, tiza; Él es guionista de muchas de las películas de Ken Loach. 

  Descubrir a través de La Marea nuevas músicas; escribir entre las exploraciones sonoras de David Holmes; transcribir los pensamientos que se amontonan sobre la explicación acerca de la película  "Zona de interés" de Jonathan Glazer, concebida a partir de un libro con el mismo nombre de Martin Amis. Resumir las  reflexiones de Leila Guerreiro sobre nuestra indiferencia ante todos los sucesos que se nos amontonan y que nos pueden merecer un paso rápido de la imagen, o un clickbait que ayudará a que amorales periódicos y periodistas puedan ir acumulando riqueza y apoyos de empresas que se alejaron de los deportistas dopados para proclamar la honradez de sus objetivos pero se permiten apoyar a quienes toman un doping aún más dañino para la sociedad: la mentira, la infamia. 

    Eléctricas, bancos, constructoras alegan hacerlo como apoyo a la cultura, a la información, cuando esos panfletos no cumplen ni los más mínimos cánones de lo uno y de lo otro. 

    La acumulación de actos de fanatismo se van normalizando; lo que son los escuadristas, seguidores de imágenes, de figuras, que les arrojan contra los seres que están en su misma condición pero que no se hicieron siervos del capitalismo.

    Cuando desaparecieron las bufonadas de los outsiders que amagan con ridiculizar y quitar el poder a sus amos; los seguidores se percataron que el poder seguía en poder de los de siempre. Vieron desaparecer a los bufones porque ahora quienes les eran necesarios, a los poderosos, eran los mantenedores de su orden. Se acabó el tiempo de la farsa y se abrió el tiempo para las sombras de las celdas y de los golpes de los torturadores. Se consolaba la historia, no nuestro tiempo presente que pasarían los negros momentos; no con los derechos que se habían conquistado sino con los que se tenían al principio de las luchas. 

     Mientras, al lado de los lugares de tortura, de las carencias, algunas familias, vivirían felices, jugando con los dientes de los apaleados y cultivando flores, desde su pureza. Sobre la mesa de entrada dejarían como un vudú, la imaginería de un ideal de familia, que en su portal, tendrían más necesidades como las de los que sufrían, cerca, que la belleza en aquellos "lobos esteparios" ausentes de empatía.

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