Se acerca un pavo, con sus plumas desplegadas y su cara de ser superior, impregnada de granos y por una cierta rigidez, podemos entrever con un forúnculo que le trae por la calle de la amargura.
Viste su macarronea mente, con trajes de elegancia que nos deja estupefactos. Si le subieran en andas, que es por donde cree que debe andar; exhibiría su, creída mente, desnuda, aunque por detrás, nada lejos, como creando una imagen un tanto sado, iría el escribía como guiando, como ensamblado.
Nadie llega a su acidez, muy pocos a su desvergüenza. Se acerca com con parsimonia, la que pudiera dar su grandeza, se espera un mantra y de repente, suelta un esputo; entonces, consciente de su bajeza, porque no es estúpido pero si servil, se vuelve, le sonríen los Antonios, Ana y Yolanda la que ha ensalzado y llevado en andas por sus escritos pero que todos sabían que siempre había trepado y destruido proyectos, como su eco, Iñigo y sin embargo, la encumbraron.
Lo hizo un, cada vez más admirado Pablo, quien ahora, se nos ha ofrecido para crear un medio en el que poder aprender e informarnos por ser ofrecido con dignidad y una objetividad no exenta de compromiso político; él, en un claro ejemplo de como las mentes brillantes, muchas veces, se echan en manos de una cierta soberbia: en un momento determinado la señaló como sucesora, a ella, venida de la destrucción de "las mareas gallegas" y luego se descubrió golpeado a si mismo y en quienes a él se ha confiado. Hemos visto tantas piedras que le han tirado, que nosotros, en tantos de nuestros errores, no las cogemos y nos las apartamos para utilizarlas en la construcción, para caminar junto en su proyecto de información que desde pequeño tanto nos ha atraído.
Cuando nuestro hombre, divino faltón, pontifica, clama contra La Base, sufragado por suscriptores; nunca lo dijo de esos medios, deplorables, financiados por dinero públicos para que escriban de parte, para poder trepanar a quienes compartiendo en su mismo espacio, pero enfrente. Dice una especie de anatema para quien dice ser periodista: cerrar un medio de comunicación, clausurar La Base y detrás de sus gafas de intelectual, le crece un látigo como flagelar al oponente. Si supiera que está haciendo un ejercicio de autoflagelación, tendría cuidado, porque se está produciendo heridas en su honestidad, dignidad, credibilidad.
Pero, ¿Quién soy yo, Pedro Vallín? para criticar toda tu brillantez con la que revistes tu zafiedad. Cerrar un medio que tiene la fuerza de los análisis de Sara, Manu, Laura, Inna, Dina, Alfredo, Willy y tantos otros.
Si quieres, coge un cartel sevillano y que te sirva de inspiración.
Si te quitarás tu falsa capa voladora, te darías cuenta que te estás estampando, no ante quienes te jalean, si no ante los cimientos de ser ser humano
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