Leo que el poder judicial envía su rotundo rechazo a unas palabras de una ministra.
Ay, Carmena, ¡no me des tus magdalenas que me atragantaron!
Xavier Fortes para despedir a su invitada, Irene Montero, una de las lideresa de Podemos, trata de ser amable reconociéndola su valor para haberse enfrentado a tantas y tantas calumnias que durante millones, millones, más Millones, suma de MIllones, añadiendo MILlones, agregando MILLones, montando MILLOnes, incorporando MILLONes, adheriendo MILLONEs, juntando MILLONES de segundos de voceros para magnificar querellas que en su origen estaban viciadas y como consecuencia, al final eran desechadas; pero mi vecino, aquella que me mira con lascivia, aquella con la que compartiría el placer quizás no dedican ese tiempo para oír a quienes acusados avisan que esa insidia quedará en nada, aquel vocero no reconocerá que no investigo para saber cuales eran la suma de las acusaciones que utilizaba aquel justiciero, traído del extranjero por aquellos que tenían cuentas pendientes con la justicia y que ese poder judicial, calla, ¡CALLA!.
Vale, de acuerdo, callo y sigo, porque pongo en duda, esa inocencia de periodistas, proclamo su malicia, porque si ¡existe malicia! cuando en una mesa pones la mierda y una comida de DiverXO; tú, honesto, nos tienen que decir que no existen dos comidas sobre la mesa, sino que por el pasado, por olores, por una serie de datos objetivos, en los que la experiencia es un grado, nos hace pensar que no merecería la pena adentrarse ; y por tanto, proclamas que una, es una guarrería y lo otro, merece la pena investigarlo; vamos, comerlo.
El canalla, por muchos premios que le dé, quien incluso tiene la obligación de protegernos y defendernos de aquella, su iniquidad, pudiera ser la guardia civil, hará lo primero, mezclar la imagen de las dos.
Xavier Fortes cuando insinúa que Podemos ha perdido el favor de algunos periodistas que estaban con ellos en su inicios, tiene que permitir que a su malicia de esos últimos segundos en el colofón de la entrevista con Irene, que había revestido con un cierto ropaje de reconocimiento, se le conteste, porque si señor periodista, existe mucha malicia para dar a entender uno de los leivmotivs de toda su entrevista: la cerrazón de ese partido ante todos los demás; obviando el tutelaje que quisieron ejercer sobre ese partido nacido, entre otras cosas de un 15M que mirándose a los ojos en las plazas, no permitía manipuladores, ni chamanes que llevarán a las mismas casillas en las que habíamos sido metidos durante años, siglos.
Se debe ser honesto, cuando alguien te ha contestado con pulcritud, con una sonrisa a todas las preguntas lanzadas con los más diversos instrumentos de la mala uva, a los que sí, cada uno tiene derecho.
Cerrar, insinuando, es dejar abierta la puerta a la indecencia, por mucho que te debas a un cierto corporativismo.
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