Existe una nueva ave zancuda. Silue sale de su casa más temprano de lo habitual. Hoy, sobre el perchero tenía dos objetos, tenía que elegir aunque podía haberse llevado los dos. Se ha decidido por los prismáticos. Son de una calidad inmensa no porque su belleza sea inconmensurable y digna de ver. Es muy eficaz y puedes observar con el máximo detalle desde una larga distancia.
Se ha tomado su tiempo para preparar el bocadillo; lo ha hecho con esmero y porque prevé que se va a tirar casi todo el día fuera de la ciudad. Esta está llena de ruidos, pero de un tiempo a estos días, observa que sus habitantes caminan por railes que les llevan de una forma cómoda a su propio conformismo.
No tenía apenas noticias del pájaro que iba a buscar. Lo había visto en alguna foto; de pasada algunas imágenes en movimiento le daban a entender que si, tenía sus cierta capacidad para emprender algun vuelo; pero debía reconocer que no iba con más información sobre él.
Llegar hasta ese lugar no le ha costado mucho; es una pantanosa de esas que ha visto cerca de Barcelona, donde dicen que ninfas se bañan. Como no terminaba de encontrarla incluso con sus maravillosos binoculares, se ha tenido que meter por una zona más ponzoñosa, de olor vomitivo; allí, ha sentido que no podía dar ni un paso más. No podía creérselo, era como un resort de animales carroñeros, infectos y perjudiciales para el medio ambiente. Muchos seres creadores y pagadores de arenas movedizas lo habían adecuado para que aquel inframundo fuera su paraiso.
Menos mal que había envuelto bien el bocadillo, que no podría comerlo en horas, por las nauseas que estaba sintiendo; la mochila era estanca y el cierre doble. Se ha asegurado y al girarse allí estaba ese bicho. Tenía su aquel, nunca lo hubiera pensado pese a la indiferencia que había mostrado por sus costumbres y vuelos, creía que sabía encontrar lugares en los que no se invitará a regurgitar de una forma tan obscena. Si pese a poderlo observar con los binoculares, con una cierta distancia, no ha podido evitar devolver y en pleno fragor de desprenderse de las ultimas comidas, cuando los ácidos remontaban y salían por narices y boca se ha cuestionado, ¿qué hace a un ser negar la existencia de una realidad contrastada de un ave que a la vez que se queda sobre un pie, mete la cabeza en lo que parecer ser una bañera de porquería?
Le ha venido a la cabeza el periodista David Cantero y la negación de participar en las elecciones gallegas al partido de Podemos.
Existen fotos de todos esos seres, con un glamour inmenso, su realidad es tan venenosa; pero muchos cogen los tranvías con railes trazados a sus cocheras
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