miércoles, mayo 17, 2023

Falsos profetas, mercaderes de venenos

 Me escribes un correo y pones mi nombre. Te lo agradezco; luego todo lo siguiente son lugares comunes, siento que no hay nada más y lo echo en falta

  Si parece un reproche, lo siento. No sabes, no sabéis el respeto que tengo a vuestra honestidad; enorme, a la hora de escuchar cada uno de los vuestros segundos de todos los programas que habéis realizado.

  Unos días para la desaparecer la inteligencia, llegan las elecciones y me quieren aborregar, que me desaparezca. 

  No sé donde vivo ni porque mis conciudadanos tienen problemas con la vivienda; ni examino quien me sube los precios, dicen que malditas guerras, pero venden armas, los que también ganan con las comidas; escucho a los señores de las grandes energéticas proclamar sus pulcras medidas greenwhasing en medio de escoltas, pelotas y servidores con levita. 

  Falsos profetas, para otra época sin horizontes, recetas para esconder la cabeza en los agujeros mediáticos donde nos sumergen. 

  Tenemos una realidad en que nos destruyen para mirarnos sin futuro y, mientras nos hablan de ir caminando de forma individual cuando para nuestros pasos en la ascensión de montañas, surgen las espadas donde nos quedamos heridos con los pies desnudos para juntarnos en refugios, donde vencer estas tempestades.

   Chaquetas, pinganillos, macetas, todo  un programa de sandeces vestidos de luces para que admiremos a nuestros ejecutores y nos resignemos a escuchar entre nuestros conocidos la sumisión de quien se ha entregado: Ah, pues yo le voy a votar. 

   Una lágrima cayó en la arena; admiración a FuturoVegetal, son los jóvenes, que rebelan contra la resignación. Seguirles aunque se juzgue antes al que se ama la tierra que a quienes maquinan para destrozarla después de haberla vendido y haberse reído en nuestra cara, con sus señores "Lobos", limpiando el lugar de sus crímenes.

    Ejecutarán sus venganzas por mostrarles en su desnudez de honestidad; son las cabezas de ellos, de quienes se rebelan contra nuestra extinción; parecen pocos, hasta que un día, yo me comprenda en no haber enseñado nada, si no he estado con ellas y no he ayudado a formar un inmenso ejército de la no violencia, al que no puedan encerrar, ni los sancionadores, ni sus serviles, porque entonces, los Nadie mostremos a esos lujuriosos ganadores de siempre, que somos demasiados para deshacernos como los granos de una playa, aunque sus aguas arriben en océanos de falsedades.

   Envenenan cerebros y cogí vuestro canalred, sin falsos profetas

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