Cappa, Angel hacía unos análisis de los partidos de fútbol, muy acertados, fue segundo entrenador con Jorge Valdano; tenía muy claro lo que este deporte es dentro de la sociedad; no se le escuchó, ni se le escucha mucho, aunque sus análisis ayudan a comprenderla.
Una capa es la que nos ofrecen para volar, a la madre del protagonista de "Requiem por un sueño", se la ofrecen todos los días a través de una televisión que es su viciada conexión con la vida. La película de hace 20 años, dirigida por Darren Aronofsky habla de capas de héroes que son vendidas en grandilocuentes merchandaising en muchas mentes para que se la pongan y emprendan viajes hacia encuentros perdidos. Cuesta renunciar a esos ofrecimientos, en nuestra imaginación, sin aparente coste alguno.
Las adiciones rompen la bombilla de lucidez que pugna, por décimas de segundo, en ser guía de salvación. Piedras certeras atinan para hacer añicos las lamparas y para desorientar por caminos y llevarnos entre aliagas a la autodestrucción.
Caminas bajo las últimas luces de una belleza inusitada; repites miradas hacía un cielo que no escurre sus aguas, que además las alejas con un viento continúo, al límite de lo paranoico en su contumaz insistencia. Existen momentos en los que odias ese movimiento de aire por sus actos psicopáticos.
A lo lejos, no identificas lo que se viene, se acerca y parece querer tapar el Sol; osado es, piensas, ya encima, descubres una capa; te admiras y te repites, ¡es una capa!, buau.
¿Quién la lleva?, te preguntas; no le ves, pero es inconfundible. Otros 26 minutos, como los recordados 26 minutos de Wyoming en Alcalá.
Las palabras de quien habla hoy, nos pones ante la sugerencia de que escriba una otro éxito, David Simon, guionista de reputadas series. Nosotros la estamos viviendo aquí, en una ciudad bajo la custodia de la mafia. Te entra miedo por él, por quienes le rodean; no por lo que dicen porque son de un compromiso con la honestidad, sino porque enfrente están todos los personajes de "El Padrino", en todas sus parte.
Lo tienen claro, lo saben; pero la cobardía de cederles lo que eres, ¿en qué te convertiría?
Cogerlesde una punta de la capa y sujetarle, como una driza toma de un extremo la botara para que esos vientos que quieren destrozarnos, nos ayuden a navegar.
A cada uno, se nos aparece único, para que poblemos el cielo de lo posible.
Él es Pablo, y en mi imaginario y mi percepción de su dignidad, ha crecido tanto como su apellido Iglesias. Parece un irrealidad que nos ayude a salir de la irrelevancia y debe haber una corresponsabilidad por nuestra parte. Lo que atisbamos no lo hemos tenido nunca, y las dudas y la mezquindad nos hará desaparecer
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