domingo, mayo 14, 2023

ANDURRIALES

Vengo de esos andurriales, rubia

 Por donde nos encontramos desnudos

Nos tapamos con un poco de trigo y centeno

 Y ahora que ya no nos vemos, te pinto

Te cuento y viajo en nuestras paradas.

   Así anda la mañana, preparado para ir al huerto; recuerdo que todo aquello empezó yendo al huerto, en el que decidimos probar todos nuestros frutos. Años después, ella se fue, cuando todas las mañanas le repetía lo del huerto, pero era invierno, otoño o una de las primaveras que antes nos visitaba.

   Así que me quedé sólo por estos andurriales y los contemplo con la pesadez de su ausencia y los años.

  Ayer sin ir más lejos, terminé antes y me puse mis mejores avíos, me disponía ir al baile y en “las agarras” sacar a bailar un pasodoble, a ella.

  Todo estaba previsto hasta que vi un poster de Page, me dio un bajón que entre en la parada de autobús del pueblo, me senté y por lo menos, a la espalda del cartel, vi que, igual que su palabrería, por detrás no había nada. Los mismos eslóganes que lleva repitiendo 20 años; el mismo vacío de España, orden, terrorismo, los otros, como si no ejercieran un tipo de terrorismo, blanco,  los que llaman para darte una lección y ponerte en su sitio. Guiado por los grandes empresarios, a los que sirve y de los que toma, sus alimentos, no saben lo que son los supermercados públicos, ni lo que son que primero los ciudadanos de la Constitución que tienen derecho a la vivienda y no sus grandes financiadores.

   Tranquilos hermanos, estoy en son de paz. Además, yo, ni media hostia. El pensar, no está valorado; el recibir, miedo, sí. El ser una correa de transmisión de las porras macarras, viene de los hilillos con los que le tejieron para ser un delegado del gobierno.

   Tranquilos camaradas, no va por vosotros; va por mí, porque en las últimas elecciones, vote al egregio Nada, calcomanía del dicharachero Bono; le voté porque, a la izquierda, se había quedado el vacío; ese en el que se metió un tal José Manuel, que le desnudaron de sus ideas, para andar desnudo como Vicepresidente, pero, abandonó las ideas con las que se habían presentado y por otro lado, en el estado en el que había quedado, no tenía la consistencia de Nacho, el de la polla, glande y claro y da esplendor, si, ni una cosa, ni la otra, pues te vas a eso, a criar gamusinos.

   La pena no es por los estos animales, que “que culpa tendrán ellos”, la pena es por mi propia desaparición; te quedas pensando “y donde estará este David Llorente”, tan consecuente, tan digno de admirar; pero diluido en un anticapitalismo, del que ya no me sé desnudar yo.

  No le culpo a él; han pasado otros cuatro años, hemos visto que entre charangas y festivales, vamos pasando la vida y las teles de entre corridas, llamadas a los abuelos a ver si encontramos pareja; ¡eh, eh, Ramón llámame; sé hacer el cabra, toco la trompeta y me puedes preguntar, si aún utilizo el refajo, morenooohoohh. En esos nos corremos nuestros días, ¿y a la izquierda?

   Uno, en Enero se quedó sin programa

   Dos, en Febrero, aparecieron, otra vez, los duendes

  Tres, en Marzo, este año, ya te quitas el sayo; por lo de la penitencia

  Cuatro, en Abril, ni aguas, ni leches, ni casas; futuros sin riego

  Veintiocho de Mayo, si votas otra vez a Page, te comes su soberbia,

                   Quítasela y da tu voto a lo que si es izquierda,

                  Aunque tú en estos 1.460 días lo único que hayas hecho es pastar,

                  y no ayudar a consolidar

Si, sí, vas por esos andurriales, pensando en llegar a casa; aquella rubia, Eva, auténtica, ya no está, pero en un carromato, sin carromeros al mando, viajan una alegre pareja de titiriteros, no sabes si pedirles trabajo, y abandonar el huerto; si ir a aquellas tierras, donde actuarán para

  ¡¡¡¡Cantarle a mi rubia!!!;

    O seguir anodino por estos lares. Paran, paro, me echan una seguidilla, les tarareo un Taranto; tocan el cajón, yo el saxofón.

   Les canto “¿qué hacéis por aquí?”, pero en modo flamenco, ya sabes me alargo hasta que se me pasa el hambre y ya, sólo pienso en su taconeo, las piernas que le sujetan, el cuerpo que le rezuma y la mente a la que me entrego.

  Me quitan el instante mágico, me dan con el puchero en la cabeza y desde sus asientos, me dicen que marchan, donde no se escuchen las alabanzas y chanzas de estos 15 días.

   ¡Por Dios! Les digo, y ¿encontraréis un lugar “a resguardo” de tanta palabrería, bellaquería y sensiblería?

    No niegan la dificultad, y continúan con el blablabla, porque en un momento determinado, empiezan a soltar lastre, mejor eso que decir cagar, de todo lo que han ido comiendo y deglutiendo que han recibido de pulcras señoras, carteles publicitarios de sus amos televisivos; se ponen a horcajadas, para aliviar la diarrea de todo lo que por repetido, se ha descompuesto ya, pero, por costumbre, porque no es hambre, se lo comen.

      Y tú lector, si has, me has, aguantado, te preguntarás; ¿pues qué hace un efecto tan laxativo en estos tus interlocutores?

     Si, si, lo intuías y te lo repito: 

         Que si todos son iguales

    Que si lo importante sería reducir el parlamento a la mitad de sus habitantes, algunos, Vicente, comisionistas.

    Que si vienen de fuera y quitan la atención a los de aquí, que no pueden ser atendidos.

Lo siento, la visión es una poco lamentable, todo es soltado de forma líquida, casi descontrolada y manchando a diestro y siniestro, a los totales, no, que sabían mucho.

     Llega otro carromato y no sabes si será el de los caraduras, “que llevan banderas para el orden y gramos para el descoloque”; o “el señor del palio” de la Comarca, región, autonomía; dejas pasar al primero, y al segundo le saludas, levantas la mano, la mueves de un lugar a otro; piensas y te dices, este gesto me lo verán como a un NODO, en el que yo parezca un oso, a punto de ser disparado o bajarán la ventanilla y a voces dirán

   “Te han repetido todos los lugares comunes que les hemos fabricado”.

   “No sé para que te escribes y te razonas; si te leemos cuatro: un mandado mío que saca ideas; otro, que se ejercita para aprender a corregir y tener un buen español; el vecino de arriba, para saber que mientras escribes, no tienes a su hija debajo; y Marítere que vive en Berlín, y que añora que tu la nombres y que cuenta las veces que te piensas no haber abierto su puerta para haber comido aquellos pásteles juntos, entre medias de haberos disfrutado

   Por estos andurriales, camino;

  Si me vienes con cuentos, que te den pepinos

  Calabazas, para que me cuentes chanzas

 Y si te enfadas, tranquilo, que no soy nada

   Mas si supieras, escucho a los que

 Un ofendido Héctor, denigra y yo

    Cada vez más, me digo

“manda huevos, con lo que se atreven

  Estos de Red, en canal que van”.

    Si a esos, De Miguel, quieres

Comparar con estados “pagados” de alarma,

No tienes humor, te lo perdiste en la

Cabecera a la que facturas.

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