He llegado a un acuerdo con mi mujer; no diré que toda está situación de la concejal de Madrid, Villacis y el presidente de un club agraciado por todo, Florentino, me parece una "puta mierda"; decirlo no pero escrito, queda; he cumplido mi palabra. Ella, creo, que cumplirá la suya, no me bajará por el Tajo, en la topo duo, y mira que me lo paso bien.
Se puede leer a Fonsi Loaiza, para saber quienes formar parte de la familia de Begoña, pero como quería disculparle alguien, ella, por si sola, ya se basta con sus actitudes para ser una persona racista y con una aporofobia alimentada a lo largo de sus actos. Ir a hacerse una foto a un paraje con chabolas, para ponerlo como logro, me parece de una bajeza moral, muy propio de ello. Debía pensar que ¡hostias! esta gente quiere vivir de maravilla en Madrid a nuestra costa. Dice Antonio Maestre que a la madre de la concejal la llaman Marisol "pisos", puede que sobre cien más o menos; especulando con un bien que protege su "amada" Constitución como un derecho ciudadano.
Me gusta recordar, y ser un cansino, cuando un Fernando que había dado consistencia a un ideario de Ciudadanos y tras largas horas, aspiraba a un reconocimiento en una lista electoral, contempló como cuando llegaron las elecciones aparecieron todos los hijos e hijas de gente millonaria y privilegiada y le postergaron a la irrelevancia. Le fue un gran palo. Una cruenta irrealidad que le golpeó en su autoestima y le puso en la realidad de donde están los poderosos. Por todos los lados; por eso dicen creer en Dios, para que los demás les tengan como sus enviados.
Lleva dos días exhibiendo Florentino una actividad frenética en apoyo a su jugador; no a Open Arms, que recoge a desfavorecidos; ni a sus vecinos que pululan por la ciudad, porque no tienen donde vivir porque el discurso de odio al diferente ha fraguado. Lo de Vicinius es trascendental, pero tanto como que sus empresas paguen lo justo, no reciban por encima de lo que merecen y no hubieran hecho discriminación a la hora de enviar a los ancianos a los hospitales. Tras obligar a medicalizar a las residencias, su querida presidenta, intento por ser veces, que los enfermos no fueran atendidos donde debían. Él, siempre ha callado. Hoy, el presidente, parece sobrevolar ingrávido por todas las televisiones porque tiene la solución contra el racismo.
No lo digo, vale, vale, tan poco lo escribo
Una "puta mierda", -el corrector, no he sido yo, como diría un alumno, actuar desde la sombra para gobernar una ciudad, con acólitos, ¡hola Rita!, que te besen, que te adulen.
¡Qué vas a solucionar! eres parte del problema. Obtienes contratas y haces obras con sobreprecios para que lo gastes en pagar a amorales que transcriben tus insustanciales palabras. Imagen, letras, periodistas ofendidos; ¿De qué lo están, si no eres capaz de llevar a políticas a tu programa porque te ponen ante el espejo?. Si no son mentiras; será miedo a quedar retratado por quienes te dirán que has intentado destruir a un diferente, en cuanto a pensamientos, y a quienes podemos estar de acuerdo en una parte importante con esa persona con la que has jugado con un maldad cínica, a la que envuelves con "más periodismo".
Preocupados por el racismo, ¡ja!
Me lleva al río; no lo digo, no lo escribo, pero pensarlo en el frontal de muro al que me asomo.
Sois parte del problema, "una puta mierda", vuestra efervescencia de blanqueamiento ante unas elecciones.
¡Fariseos!, me pongo bíblico.
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