Gente que anda a buscarlas, o porque valdrán dos puntos o porque cierren la defensa para abrir la pelota a tiros más cómodos desde el exterior. Yo, se lo digo a mi señora, espera que llegue y nos ponemos; pero insiste en el satisfayer y claro le da a uno por pensar, en quien andará pensando cuando ande liada con ese aparato.
A mi, que alguien diga: pues quiero a España, sobre todas las cosas. Se pone como loco cuando ve cualquier imagen o sonido sobre ella.
El caso es que esos días, que llegó más tarde, ahora no pienso en el satisfayer, bueno, si, un poco, pero más porque me quedo haciendo alguna hora. Cuando espero el tren me rasco la cabeza, porque he venido con ellos y les oigo despotricar, primero, pero luego hablan de su salario mínimo aumentado, de las subidas de pensiones a mis familiares, del control de los precios a los alimentos y al combustible. A todo ello se han negado sus patriotas y admirados políticos. Sólo les recuerdan la amnistía a los catalanes, aquellos crímenes de la banda terrorista.
Y entonces, me viene otra vez la imagen del puto satisfayer a punto de penetrar a mi mujer. Me digo ni tiene la boca, ni la lengua, ni mis extremidades localizadas a diferentes alturas y se conforma con la comodidad de que no le diga ni lo que la quiero, ni las metáforas con las que nos estimulamos por ambas.
A saber que tendrán en la cabeza, los unos y los hunos
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