miércoles, enero 11, 2023

Juncos

 Parecían que la parte de los juncos que aparecían esplendorosas y dúctiles marcando el camino en el río Tajo, este verano, durarían toda la eternidad; eran capaces de soportar las diferentes avenidas de agua que soltaba la presa. Llegaron las avenidas de agua, y con ellas, desparecieron, queremos pensar que viajaron; podría haber sido para encontrar un mundo nuevo, pero más parece que se hayan dispersados, como los trabajadores a los que se les ensalza para que sean únicos, por su valor individual, pero con el tiempo se dan cuenta de su fragilidad, si no están entrelazados con los demás. Hoy, Julián Casanovas recuerda los sucesos de Casas Viejas; analiza como después de 2 años de República, pasaba que la guardia civil y otras fuerzas tenían inercias de la violencia que les habían pedido ejercer la monarquía y la dictadura de Primo de Rivera. Cuando los campesinos hambrientos, sin tierras y sin derechos reclamaron tierras, que, porque hostias tienen que ser heredadas, sin una corresponsabilidad con el estado que la sustenta, estás fuerzas con órdenes de dar lecciones de terror a esos seres que se rebelan contra sus pobrezas, asesinaron a 22 trabajadores.

  Sucedía que los pasos se daban entre medias de trampas que iban poniendo, los que ya antes habían analizado el comportamiento humano. Duraba "El Objetivo", desgarraban algunos matinales porque nos ponían el foco que publicitaban con gran pomposidad, incluso hablando de imágenes de la BBC, como ejemplo de sus referencias periodísticas y morales. Tarde, demasiado, descubríamos las falacias como el niño que tira piedras a 10 metros y acierta metiendo todas en una botella pequeña; cuando, admirados, abren el campo de visión descubrimos que otro niño, sólo tiene que dejar caer otra piedra, sin hacer ningun esfuerzo.

   Tenemos una generación de periodistas que han desecho esa endogamia, que no son nada cómodos porque ellos exploran todos los ángulos, fuera de los lugares comunes donde nos quieren poner sus colegas y donde les interesa a sus pagadores. 

   Esas son las raíces que nos alimentan y ya nos deja de importar que otros colectivos, conscientes, cegados, beneficiados confundan una patria, con un orden impuesto desde fuerzas ajenas al bien común 

   

 

  

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