Los martes pueden ser también grises o negros como los hermanos Wisdom. Aunque sólo hace falta tener una barquichuela de goma, nieve y ganas de divertirse, para cambiar esa percepción y poder convertirte en un ser una persona soñando que lo que te han dado, la libertad, piensas que no te la estropeará algún canalla, queriendo sacar beneficios de esa palabra. No te lo imaginas que la hayan prostituido, porque las letras L I B E R T A D, las haya tomado algunos de sus vendedores, pero estos sólo hacen lo que su oficio dice, vender; vender lo que haga falta y a quien haga falta. Sólo se busca hacerlo con el escaparate adecuado y con la ropa apropiada, según el cliente, dispuesto a comprar imágenes, o disparar, por eso es mejor alejarse, cuando ese olfato está desatado.
Mira que te dicen: close to me, pero te pasa como al descerebrado que te mete el coche en tus morros, en una calle de ciudad, frenas, sí, pero por unos instantes, odias al descerebrado que quiere demostrar algo a su maniquí.
Luego, cuando pasan unos cientos de metros y vas ya por la autovía; le has vuelto a adelantar, dentro de la ciudad, porque piensas que él es un pampli y tú un espabilado que la cagarás cualquier día, ves que te vas a volver a pasar y piensas, ¡joder, me podía haber roto el corazón del coche!, pero voy a mi trabajo, con mi música y es lunes y me gusta lo que hago, todo lo demás ya me da igual. Estoy como en el cielo, he podido volver a leer y en estos momentos he podido volver a leer, "el hombre que se enamoró de la luna", de Tom Spanbauer y describir una pelea y varias hostias recibidas tampoco tendría ningún mérito. Existe una luz que nunca se apaga y los momentos de ira, ni a los 61 se marcharán, quizás algun día, la sonrisa empiece antes, cuando la velocidad de reacción ante el borrego, sea olvidarse de él, y sus limitaciones para ser a través de sus broncas, y las ofuscaciones del otro.
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