Libertad es una señora que se viste de muchas maneras; puede ser también un hombre como el caballo de Cobertizo que tiene el nombre de Princesa.
Cuando me quedó contemplándola, a veces, la veo con un aura detrás suya, como si fuera una santa; yo creo que en su cama entra muy diferente tipo de seres o entes.
Nuestro personaje ha salido de lo underground; bueno eso es lo que les dicen los de la iglesia de al lado, que llegado el momento, no sabemos que apellidos, tiene pero siempre hemos oído que aunque tengan distinto collar, todos parecen, como diría el Iva, de el Jueves, nacidos para trotar, sobre todo porque salen corriendo después de tomar lo ajeno. Y no es tan descabellado esto, porque te imaginas a los evangelistas, dando soporte a Trump y Bolsonaro y te dices: ¡vaya tropa!. Todos preocupados por los niños no nacidos, pero claro sus calles están atestadas de pobres. Su proclama bíblica, porque eso sí, todo viene escrito de hace siglos, podríamos decir que es:
¡Nace cabrón, que ya te dejaremos hecho una mierda!
Si no que me expliquen a mi como nunca hablan de quienes evaden miles de millones, porque dicen que lo suyo se lo han ganado ellos y sólo ellos; bueno, y los de las plegarias, que crecen y se multiplican, pero sólo en sus privilegios y si les son dóciles. Porque, y ahora hablamos de los amigos católicos, se les ocurre decir que la pobreza es un mal, que entre las personas tiene que haber un reparto más equitativo, para que, al menos, puedan tener una vida digna, esos seres nacidos, y nada, que tachan a todo un Papa de comunista, de ciudadano; vamos un sindios, que es lo que parece que tienen esos seres abducidos por un dios, esclavo de sus ideas, mamados de las ubres de los ricos que les alientan a que chupen de ahí, y embistan a los malvados otros, que no les creen, en su tiempo libre.
Por ver Libertad, me han recomendado un libro de un gestor económico, que no tiene que ver nada con la política, como Piketti, que se mete en charcos, que al difusor del libro parece que no se debiera meter.
A mí, que estoy con el libro de Tom Spanbauer, todo esto me parece muy raro. Una de las páginas, reflexión, más profundas es cuando habla del amor unitario, cuando confluyen dos personas diferentes. No vamos a dar detalles, porque tiene su punto retorcido, pero claro, yo me imagino a Libertad, gestora económica, practicando un sexo con su propio yo; masturbándose para lograr un climax "lunático", pero sin que haya eyaculación. Todo porque claro, me pongo a pensar en ese autor mágico, gran gestor, y nada, ni nadie le puede llegar a producir esa comunión porque ella es sólo económica.
Cobertizo se siente pleno cuando copula con digamos, su alma gemela, de la que conoce detalles que esta última ignora. Libertad, gestor económico, no conoce, ni en el sentido bíblico, ni en el literario al otro con el que poder explorarse y llegar a un éxtasis más pleno.
Me viene a la cabeza, la persona que me ha recomendado el libro; me asaltan pesadillas en las cuales, me asusta pensar si en sus cópulas, tendrá una finalidad bíblica y, por tanto, nunca logrará una unidad con las otras partes con las que podría encontrar sus puntos erógenos en los cuales conocerse y completarse como ser pleno.
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