viernes, diciembre 16, 2022

Soy nadie; vulgaridades

    En mi busca por los pueblos, con la mochila, como aquel juglar, José Antonio, yo lo único que encontraba eran barbaridades. Siendo yo, como ese que presenta un libro diciendo que algo haría la república, de una discreción y pulcritud exagerada, he dudado mucho en poner aquí un texto que sonroja hasta mi perro, cuando se lo leí como medicina en una noche de invierno.

        No me entretengas cariño, entre telas y canciones

        para decirme que yo soy tu amor eterno.

        Bájate el pantalón ya, y méteme el badajo

        que con las cosas de placer, lo de mas

              me importa un carajo

      Me cuesta mucho seguir tras esta vulgaridad, pero le prometí al casero de aquel pueblo que al pan, pan y al vino, sin coca cola 

    Nada más importante que llevar una ristra de chorizo y regarlo con un vino de crianza

 Soy nadie y sin embargo, cuando el campo me posee soy el ser más importante del mundo, porque puedo dar cuenta de él y dejarlo impregnado en los abrazos de mis ojos.

  Puedo no ser nada, pero pensar que una médico luchando por la dignidad en el desarrollo de su oficio dentro de la medicina pública es el ser más valioso que ahora puede poblar la tierra.

 Lo podría ser porque cuando les vi pasar a mi lado, jóvenes; unas veces maravillosas, otras siendo sólo yo una sombra, se escurrieron hacia unos estudios exhaustivos en los Bachilleratos y ya en su carrera. 

    ¡Ser médicos! ¡Qué honor!; 

      Ellos son y los especulares que les reducen a meros ejecutores de sus maquiavélicos modelos, son despreciables mercaderes jugando con sus conocimientos de los primeros y con los que consideran, sólo clientes, cuando son pacientes.

            Ellos son importantes, aunque muchas veces, yo les sea invisible.

  Aplican lo que aprendieron para ayudar a conservar la vida de un trabajador que viaja adormilado en el metro. Cuidan la espalda de una funcionaria que rellena el papel de la jubilación de un profesor; prescriben descanso para el conductor de un metro sin destino; descubren piedras, en una granjera con sueños de una alimentación sin químicas.

      Me asomo a un espejo y no me veo, como pudiera sucederle a un juez de un alto tribunal, ¿Qué es para los estudios que hizo de Derecho, si a estos los incumple?. 

      Puede haber estudiado tanto como un médico, pero ¿En qué ha quedado si se ha convertido en un esclavo de sus aspiraciones y de políticos que les dirigen?

      Parece que se esforzaron para apartarse de una sociedad y despreciarla, con sus miserables decisiones, arrogándose un poder que nadie les ha concedido. Si fue por miedo al político, se hicieron insignificante; si fue por codicia, les hizo iluminados golpistas.

      Ellos tienen aire de grandeza, lo que nunca vieron en mí, porque soy invisible, pero si:

        - ni reconocer nombres de la corrupción, 

        - Se callane ante los ataques de los egoístas bancos contra sus clientes, no decirle que los enfrentamientos políticos se enfrentan con acciones políticas y no con leyes retorcidas, les va reduciendo hasta ser nombrados dioses, pero ser sumisos.

        Soy nadie, pero aunque me desaparecieran, 

             ¿Qué aspiraron a ser ellos?

          La miseria invade los edificios suntuosos, atravesados de la carcoma alimentada por impúdicos actos rastreros.

  Terminar a golpes Benediction, el dolor en los seres humanos, llevados a la guerra, por los taimados apostadores, que engordan hartos de darles dados trucados a los perdedores

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