Un reto y muchos peldaños. En la noche, se atropellan caballos desbocados en busca de una senda, sin trampas. Todo está preparado para que el viento borre los aromas de claros. Cuidar el detalle, cuando se abre la caja y cada pieza silente, clama su cuidado para transformarse.
"We may rise by falling" Guy Davenport. Seguimos caminando aceptándonos en las caídas; cuando levantamos la vista, sin luz intuimos los brazos como cadenas de la oscuridad que nos cierran los cielos pero no los pasos torpes, humanos; o la luna sol que humaniza los árboles que nos acompañan con un velo que nos insinúa las protuberancias para inseminadas en mis supervivencias; siempre está esa carretera que nos empuja a subir, en días derrotados o abatidos por enhebrar para nuestra unión con la tierra.
Caí el pasado jueves, olvidando una obligación, siempre votar, porque en Aínsa lo aprendí de uno de los otros, introducir una papeleta como fanatismo; hoy, ella llama para saber cómo había volado; la reconozco donde anduve tumbado y me recoge para hablar de esas elecciones en las que nos vamos siendo más débiles.
En el unísono, pregunta porque escuchará a muchos, y nosotros hablamos porque nos creemos al borde de la invisibilidad y ella nos encarniza.
Son rotas esas entrevistas de tiempo empaquetada para darme hilo y tejer una ropa en la que nos crecemos muchos.
Ella elaborará informes y nosotros volveremos a la plaza porque los jóvenes nos hacen y nosotros les debemos renacer como aquellos profesores, descritos en Alas de Mariposa, sin darme cuenta, fueron sembrados en nosotros.
32 minutos dedicados a escuchar y compartir como un caminar al unísono, aún sembrados los días de piedras y zarzas.
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