sábado, diciembre 03, 2022

Nuevas vecinas

 Nunca pensé tenerlas como tales, vecinas y me asustaron su disponibilidad y mis ausencias. 

   Nos las trajo una fuerza de la naturaleza, gente para pocas tonterías. Activa y consecuente:

   Estoy segura que Meritxell no la daría un abrazo. Más seguro que, esta, si le insertaría un navajazo como lo hizo y no lo saca, a Alberto,. Eso la cotiza. Como dar un abrazo a un vago y a un defraudador y quitar la palabra a quien define unos hechos. Pero no íbamos a hablar de esta ultima, o sí, pero no ahora.

   Nuestra vecina, con la que he coincidido en la escalera, mira a un lado y otro, ve que se han quitado los muros y entonces aparecen los conejos, un corzo, no; es muy alto y una fácil diana, pese a su tozudez en tirar para adelante aunque el coche no pare y si pite.

  Siguiéndolos anda una zorra, pero, esa es otra especie, lista, huidiza y para nuestro horror, capaz de excavar en tierra y deshacer nuestro tiempo y más aún, pulverizar los sueños

  Nosotros contemplamos la comadreja y alguna otra vampira que amenazará a las gallinas, sólo para chuparlas la sangre. Aquella fue una zarigüeya, la que nos eliminó las ultimas de nuestro pueblo. Siempre confié que nosotros fuéramos más inteligentes; sin embargo, el mundo se hunde, cuando descubrimos nuestras debilidades

   Millás, juega con una "víbora" e intenta equilibrar, en su conversación semanal, las desastrosas consecuencias que vive una sociedad con tantas divergencias, por las culpas esparcidas sobre la faz de las tierras. 

    La prudencia de Javier le llama a la reflexión, pero es, sólo, una conversación.

    Ganamos Lebanon, por Ondara y porque ella, cree que esta sociedad necesita una revolución. Los miedos estarían para que a esas aves, las apartáramos de tantos peligros que les van a acechar, por la noche, por el inmenso campo, inabarcable cuando no siempre habrá alguien a su lado. 

    Proteger a los polluelos, mostrando nuestro buenismo, como el de ayer; encerrando en un cuarto por el que no pudieran penetrar ni tan siquiera la luz, sólo la que entrará por la puerta cuando un fantasma les limpiara su cuarto y les quita sus huevos.

    La llegada del alimento y el agua tendría un origen misterioso, divino y siempre les pacificaría su nervioso picoteo, cuando alguna vez, estuvieron libres. Les daría una seguridad, a la vez que les haría perder su carácter, de pasear nerviosas, explorando cualquier trozo de tierra por si allí hubiera alguna lombriz que tratará de construir su propio futuro. 

    Animales, personas tratando de luchar entre ellas para la subsistencia, se quedarían pasivos para recibir su alimento, a la vez que pierden su identidad. Entes de los que se explotaría, lo único que pueden dar y se les daría lo mínimo.

    Ella, no está en ello, amplía los gallineros para esparcimiento de las aves y aceptación de los peligros que supone darles más "vida".

    Aprendemos a aceptar las "crevasse" que debemos saltar, entre los hielos que luchan por paralizarnos por la conciencia de las frías sendas y las montañas que crecen para mirar a los cielos imposibles. 

    Nos aseguramos en cada paso, nos atamos con los crampones de los diferentes conocimientos y empezamos guiados por su experiencia, que no es poca.

    Cada paso dado, es un futuro obtenido.

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