La pusieron ese nombre y a fe que cuadraba su forma de vida de esta época ,con una palabra tan sugerente.
Salió al escenario con una camisa que parecía elegida para un asalto a los cielos, hizo un gesto nervioso, rápido y oyó el temido sonido de un rasgado, lo asoció a la rotura de esa seda que tanto le había costado conseguir. Pensó que había dejado de tener el glamour con el que se había soñado y por unos instantes el equilibrio de aquel espacio se rompió; como si un huracán se hubiera llevado por delante los edificios y árboles que habrían creado la melodía de entrada al infierno.
Hubo imprecaciones, desafíos, palabras de odio para quienes no la habían tenido guardada con la suficiente humedad para evitar que ese quebranto se produjera; creyó ver que el agujero era un océano por donde se hundiría todo el futuro que había soñado y se estaba labrando. El destino lo intuyo se tragado en alguna de aquellas fosas abisales por las que siempre había ido transcurriendo su vida; desde que su padre, se creyó libre de todo odio, sin intuir que la ceguera anclada en las mentes que se sometían ante la visión de una ficticia grandeza.
Cuando su mundo lo había imaginado marino, en un océano de lágrimas, con sirenas que le arrastrarán a las rocas de su último quebranto. Miró desesperado, agarrándose los pelos con una fuerza que parecía inhumana; fijó su ojos en el temido agujero y descubrió algo que le produjo una zozobra todavía mayor.
Aflojó su fuerza sobre su cabellera; el dedo de una mano flotó lo que había creído su perdición y comprobó que nada estaba roto.
Entonces levantó la vista, percibió al público y fue consciente que aquellos, sólo 15 segundos de desespero le había hecho perder todo su crédito ante los que había calculado que sería, en adelante sus seguidores más fieles.
Con una lentitud exasperante, propia de quienes se han desquiciado por toda aquella fusión de adrenalina contenida en el frasco de una sola lágrima, inmune a una rotura por aquella tropical lluvia de liberación de energía; tomó su legendaria libreta, la abrió por la señal que le servía de llave para su imaginado y descrito nuevo mundo y lo que leyó, ahora
le fulminó
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