lunes, diciembre 12, 2022

Rosa rosae. Declinar para no caer

 Eh, ¡Qué estás ahí José Antonio! Como tantos otros.

  Si tu ¡Labordeta!, ahí andas, en las entrañas de mi juventud con el cassette de tus canciones sonando en las neuronas de mi corazón.

  Yo era más de rosa que de pi, pero de ser, de ser,  tenía más miedo y sin darme cuenta lo he ido siendo a golpes y tropiezos; más por viejo que por sabio.

   Con la de  mochila de carnecruda.es, que cogió Javier y ahora llevan por el camino tanto sus compañeras, como todas las productoras e innumerables oyentes, vamos conociendo nuestras realidades y recordando las tardes aragonesas con aquella voz que se quedaba impregnada en nuestra juventud que se revelaba a las órdenes impuestas.

  Cantar lo vivido, andar los sudores de quienes dieron soporte a la tierra y por fin, compromiso para que una sociedad tuviera ética.

  Sufrió, decía hoy Paula, su hija, los embates de las bestias. Esas mismas que ahora andan desatadas creyendo que sus traiciones son la esencia del país.

  Maestro, como su compañera, como aquellos que buscaban que la sociedad se hiciera a ella misma, sin tutelas.

     ¡Cómo hubiera necesitado, y muchos ahora, que nosotras estemos con ellos!

  Declinar las invitaciones a la irracionalidad, para ser consciente de lo conseguido

      Escuchar por encima de ondas, para conocer quienes ayudan

      Rebuscar entre las concesiones a los adalides de la mentira

      Despejar sus escenarios provocados, para encontrar en el diferente

        Eliminar bronca de matones que buscan armas descerebradas

            Depredadores especuladores hundiendo esperanzas

               Estudiar leyes para ser carcomidos por ansias

                Diplomacia ahogada en míseros egoísmos

                   Canallas catódicos dopados en negro

                     Máldito dinero de ejecutores

                       Mutados por publicidades

                         Desangran convivencias

                           saciados por corruptos

                             destruyen mundos

                               ¡Garrapatas!

                  

                

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