sábado, diciembre 24, 2022

Golpe a golpe

 Golpe por perderme tantos años las voces de Serrat.

 Golpe por andar por ahí, sin hacerme de la Trenza y a fe que dudo de mis intenciones. Paro el dedo por unos minutos; ahora confirmo, ... o no, por ahora 

  En "tres minutos, una exploración", un documental acerca de tres minutos grabados unos días antes de la invasión de Polonia en 1938 por parte de las tropas nazis de Alemania, observas a aquellas personas, sorprendidas porque estaban siendo capturadas por una cámara y no podían entender que luego pudieran aparecer en alguna pantalla. Poco después, entraron masas de muchachos embrutecidos por ideas que habían colocado de forma estratégica en altares de sus imaginarios. 

  Era burdo todo lo que les ofrecían, pero ellos no vieron esa corta película que como la documentalista podría haber sido en su iglesia. Les hicieron creer que las sinagogas era un lugar donde les podría destruir todo lo que su imaginario parecía ser el sustento de un mundo que en muchos casos, ellos no vivían. 

  Amar una tierra que ellos no tenían; un orden, donde siempre habrá jueces que lo encarcelan para que sus súbditos lo vean entre rejas. 

  A Joan Manuel Serrat poeta con guitarra, interprete de otros narradores en verso, no le podrán ver en escenarios quienes se acostumbraron a ir a los conciertos. Su voz, con palabras sinceras para nosotros, estarán en alguna noche solitaria o cuando nuestros pequeños maestros nos hagan recapacitar por lo que aún podemos descubrir. 

  Visitó países donde golpe a golpe siempre estaban familias que dicen respetar a un dios que les permite robar y a un orden por donde ellos se cuelan para que sirva a sus intereses. Su auditorio, a cambio, sabía que les hablaba a ellos; al chico, habitante de la calle, mientras su madre limpiaba las escaleras. A la joven que percibía que su padre había sido arrancado de su oxígeno que hacía que caminará a bocanadas por las inmensas calles, con un hilo conductor a un trabajo repetitivo en el que había agachado la cerviz con el único fin que la inteligencia le volviera ante los ojos grandes de la niña que saltaba a la comba, se desataba del círculo en el que había entrado para salir a abrazarle.

  José Martí Gómez un día dejo de estar en la radio con nosotros; había hecho poesía de la realidad con sus crónicas; nos había acompañado con su voz para envolvernos de la desnudez de lo que buscábamos conocer. Eso queda, estamos impregnados de los retazos de Carlos Llamas para deshacer con una ironía tantas madejas que se inventa; de Iñaki Gabilondo, para recibir los compromisos con una sociedad que en sus pasos al trabajo, necesitaba comprender porqués, sin ser chillados, ni bendecidos con mentiras. Joan Manuel ha caminado todo ese tiempo con ellos, para mirar los escaparates por los que pasábamos. No, no recuerdo todo lo que fui pero estoy con todos ellos para alejarme a otros lugares. 

   No nos han cubierto las sombras, pero llegan. Mientras, disfruto con quienes he recorrido caminos porque en este mundo lleno de mentiras y sometimientos, sus sonrisas me condimentaron, sus palabras rompieron las ataduras de lo correcto y en su compañía se me quitaron de temores. 

   Serrat buscarle cuando los tantanes programados por los dueños quieran invadir el bar donde Juanito, chino él, habla con quien en verano verá el huerto que le alimentó en su niñez y le dijo que debía marchar porque no daba para más.

   Serrat para los niños que maman cebolla como el alimento al que les hemos condenado por nuestras costumbres y nuestra insensibilidad. Son violentos 7 jóvenes que se exponen al rugido del dueño de un motor y admitimos el maltrato animal que además nos extermina en agua y gases. 

  Golpe a golpe somos poderosos en nuestra extinción

   

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