No siempre se puede estar.
Existen momentos en los que te ves saliendo.
Evitar el conflicto puede ser sano, cuando lo que queda enfrente son sólo convenciones sociales. Nada que sustente futuros. No porque se busque riqueza, no porque no se sea consciente de la necesidad de apoyos mutuos, sino porque por queda, no queda ni tan siquiera de comunicación.
Queda nadar hasta las orilla, tumbarte por si unas olas perdidas en la bajamar aún quieren llegar por insuflar oxígeno y sal a esos instantes.
Al contacto, con la sal, escocerán, los restos de recuerdos, por un lado y el oxígeno dará una brisa de aliento a tu sangre que fluya herida.
Puertas que suenan y cierran
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