A hace gárgaras me mando mi madre, cuando quise hacer una sopa de pescado y no sé porque intuí, que por hacerla de pescado, la tenía que poner como la mal salada.
Mi madre, siempre tenía una excusa para no volver a darme una nueva oportunidad y mi padre se preocupaba por saber donde había estado las últimas doce horas. Descartaba cualquier posibilidad de comer algo en lo que yo hubiera podido incidir.
Lo veía un poco exagerado pero mi acción de "nouvelle cuisine", casi, había costado un matrimonio y por eso, no iba a ser, lo tenía claro; así, si había estado en la universidad, bien, que estaba a 5 kilómetros; pero si había estado entrenando en las pistas mejor, porque estaba a ; se aseguraba que había estado a 15 kilómetros, al meno a quince minutos en coche.
Me dolía aquella situación, al fin y al cabo, les quise dar su propio habitat a aquellas sepias y gambas, pero claro, no conté con que era una perogrullada, hacerlo cuando ya estaban muertos aquellos bichos.
De estos animales, he descubierto que mejor no hablar más. Les llamas por su nombre, mal; que que son esas confianzas; les llaman por un genérico y un desastre, porque no tienes las ciento de variaciones que se pueden encontrar. Yo, por ello, me voy al baño y mi táctica es un tanto especial, pero creo que me funciona.
Allí nos ponemos a hacer gárgaras, simple ¿no?
Yo diría que no, porque de repente nos ponemos a "walk on the wild site"; todos al unísono seguimos la cadencia de Lou Reed y alguien que entra, ajeno a nuestra extraña conversación, nos pregunta "eh baby" donde está el papel higiénico.
Nosotros que estamos a lo nuestro, cambiamos nuestro ritmo y Jackie que está cerca de una serie de rollos, se pone a bailar. Si es rap, pero más profundo cuando escucha el saxofón.
Entonces, porque nuestras burbujas son como son, las lanzamos más altas, con unas sonoras erupciones. Todo eso despista, como no va a despistar si incluso en nuestros días perfectos, estar con ellos puede llegar a convertirse un equilibrio en el sinsentido.
Nuestras muecas son de "oh, que agradables es estar con vosotros".
Para mí, que el centollo, está sobrevalorado, pero no hasta el punto de meterle en una sopa. Esas, y no otras razones son las que me ha dado para marcharse. De un modo, un tanto agrio y quizás en exceso, ha pasado a indicarnos que ha descubierto el "satellite of love".
A mí, que quiero entrar en la cocina me ha sacado "out my mind".
La sopa, desde luego, nunca volvió a ser preparada por mí.
Incluso, a veces, me parecía que estaba en exceso sosa
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