Muchos escudos juntos fortalecen las instituciones como la coraza de las tortugas. En algunos lugares, a estas, las cogen y las asesinan para utilizar partes de ese cuerpo, como herramientas mitológicas; lo hacen mafias con pobres hombres con sueños de salir de la miseria y cobrar recompensas de los ricos con alma de psicópatas. Por la exhibición que hacen de su capacidad de hacer exterminar especies.
Nuestra sociedad es mucho de corazas; conocemos a instituciones que se la fueron fabricando para que muchos de los suyos queden impunes ante sus canalladas. Dominan y banalizaron tanto los tiempos que consiguieron que muchos receptores de sus recetas las tomarán como medicina.
Otros, los 8 de la Caixa crean sus corazas a partir de sus corazones; poseen la cabeza y la utilizan pero para dar valor al peso de su corazón. Este unido para enlazarse y permanecer en una entidad bancaria que quería ejecutar un desahucio de un piso con personas.
Llamarían, desde dentro, quizás quien les tenía miedo a la actitud de los ocho, mientras, a la vez, este ejecutante tenía pánico a la presión que le hacían sus jefes para ser, cada vez, más inhumanos contra quienes, también, estaban en debilidad.
Ser cruel entre los de abajo, por mucho que a los empleados, les ilusionaràn con que les llamarán clase media.
Las 8 de la Caixa dejaron que fluyera la sangre de la empatía. Oyendo el tema de los niños robados y vendidos, con la colaboración de la Iglesia. Crees que los corazones pueden tener muchas sangres, las ver a la persona, es una honerosa en lo material pero enriquecedora para hacerte más humano, pero está, incluso, la venenosa, de servir al dinero como camino de llegar a un dios, aunque también pudiera ser la miseria personal, cubierta con un manto, que a lo largo de los años se demuestra que no ha sido una excepción y que ha sido ofrecido, buscando réditos terrenales a muchos sátrapas.
Las 8 de la Caixa, querrían el apoyo inmediato, cercano.
Esto, aunque es muy poco, siempre gracias
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