lunes, octubre 31, 2022

Un día de hace ya tres años

 Mientras sigue el submarino exhibiendo su procaz periscopio, comienzo un paseo por lo que me ocupa. Un día aparecerá con sus pretensiones, tal vez no en campo abierto; saldrá emboscado pretendiendo ser garante, digo yo, de una traición.

  Un rico, hecho de las riquezas familiares, toma un vuelo para que le contemplamos como un pavo real ingrávido. Al Estado, hace tiempo que le han traicionado los que le absorben sus recursos, pero piden respeto para pertrechar sus actos que le vuelan; también lo hacen los recaderos que colocan para que lo anterior pase de esta manera y los titiriteros con la fanfarria que como el flautista de Hamelín hacen pensar a sus seguidores que los culpables son los tocan el saxofón para soñar que a Coltrane se le puede escuchar para volar las estructuras montadas por los anteriores.

   Habrá una madre que se asuste y piense, oh he visto a unos titiriteros de las palabras, y a esos si, se les podrá encerrar, pero a quienes resplandecen en la dicción de sus borricadas, les dirán que es la nueva ortodoxia, que no se asusten. Nuevas verdades nombradas, pero desmintiendo a las realidades que están detrás de los sucesos.

   Siempre Susan George, siempre dándola la razón porque existen quienes pueden mantener a un oteador, con, entre uno de los fines, el avisar que está siendo avistado y a tu orilla llegarán un día que consideren apropiado para ejercer su autoridad, que no es la discursiva de ser expuesto ante la realidad de sus traiciones a lo que dice, y proclama.

  Una noticia dirá que todo es fruto de la polarización. El burro rebuzna y hace espejo, dice el abducido 

   

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