Aceptemos la mentira porque son realizadas por uno de los nuestros. Han conseguido minimizarnos en nuestra capacidad de pensar, hasta el punto de considerar al otro, fruto de un razonamiento de niño, sin darse cuenta de lo vacío de lo que defiende porque se lo han dicho desde una pantalla.
Un jugador negro de fútbol americano, es un republicano radical antiabortista, que durante su etapa de jugador pagó abortos a las diferentes mujeres a las que dejó embarazadas. Dice, a la vez, haber sido un sheriff, cuando nunca lo fue. Sin embargo, las masas republicanas le aceptan porque es uno de los suyos.
Le han aceptado, primero porque así esos blancos empobrecidos limpian su imagen de no ser racista. Armando, periodista de la radio pública de Estados Unidos analiza ese pais.
Blancos, "chavizados" como díria Owen Jones, se agarran a símbolos, palabra, himnos vacíos de contenidos, de consistencia para sujetarles en su lenta pero continúa caída a los pozos de la marginación, a los que se les ha ayudado a encontrar a sus enemigos, entre los diferentes, migrantes por mil perrería de los suyos y los del pais faro, colectivos LGTBI, negros desfavorecidos.
Periodistas que se convirtieron en propagandistas porque el dinero que les saciaba era entregado por mil millonarios que maldicen a el pais que les ha dado su condición, con sus actos voluntarios, medidos y criminales con los que bombardean a los ciudadanos con las mentiras que patrocinan, los odios que promueven y las roturas, por explosiones controladas, de los puentes por las que transcurrren las vidas de los ciudadanos que en los actos diarios no encuentran esas paredes, que les recrecen, esos traidores, sembradores de cizaña.
Pais, que van desmembrando como auténticos descuartizadores fanáticos en su riqueza, desde sus jardines esplendorosos, exhibidos límpidos, como entradas a paraísos que sólo ellos poseen, mientras con su actos de bastón golpean, sin distinción, tanto a los que hacen odiar, como a sus admiradores a los que les empobrecen.
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